martes, 28 de diciembre de 2010

28, 29, 30...

Si en los ojos se nota el vacío ni ganas da llenar otras partes del cuerpo. Y en ese entonces quedó entendido lo absurdo que ha sido lo que no se ha vivido. Pues el manto de plata ya no tapa las patas. Y las llamas de colores ya no son tan llamativas.
En el rincón de algún pasado se ha dejado lo que no se apreciaba. Y lo que se llora por lo que no se intenta no ha de ser tan merecido.
¿Quién ha dicho que en los hombros no hay más pesos?, pues por todos esos besos hemos caido como presas.
Y somos y seremos solo presas de esos presos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Y pude

Puedo ser tantas cosas. Tan drástica como invisible.
Puedo ver muchas cosas. Y olvidarme de que ya nos hemos olvidado.
Puedo abrir muchas mentes propias y tecerizarlas.
Puedo adquirir capacidades infinitas y alimentarme para sobervivir.
Puedo ser tanto y puedo querer poco. Como tener cosas y no tener ganas.
Y puedo preocuparme por si les sienta bien o les sienta mal.
Entonces, en ese momento, puedo preguntar. Las respuestas siempre incluyen risas.
Cuando me quise acordar, ya era dealer ad honorem. Incluso sin creer que podía.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Si vinieras...

Yo podría esperarte parada contra una pared de ladrillos, con las piernas abiertas, las manos detrás de la cintura —atadas, quizás— la cabeza tirada para atrás y la boca húmeda llena de espectativas.
¿Podrías morderme, por favor? ¿Podrías aplastarme un poco, sacarme un poco el aire, morderme de nuevo, soltarme, mirarme y volver a morderme? Después de eso, ¿podrías soltarme, alejarte unos centímetros, mirarme de lejos, de piez a cabeza, acercarte de nuevo y romper un poco mi ropa? ¿Te parece si con tus manos me apretás fuerte, me apretás toda y después te metés en mí y hurgás? ¿Te apetece morderme más? Tomá, servite de mi cuello. Correme el pelo para atrás, sacá la lengua y desparramala por todo el espacio que tengas entre mi cara y mis pechos.
Si quisiera suspirar, podrías taparme la boca. Si quisiera devolverte la mordida, podrías dejarte un poco. Pero no salgas, no salgas de ahí, quedate hurgándome, quedate y no salgas. Mordeme un poco más. Quedate un rato más, tapame más la boca. No me dejes gritar. Sé que me encataría gritar. No me dejes gritar.
Y después, cuando no puedas más, cuando no puedas retener ni un poco más toda la explosión que se avecina dentro de vos, salí. Salí de mí, dejá de hurgarme. Salí y pintame, llename de todo lo que tengas, y llename por todos lados. Suspirá, largalo, gemí en mi pecho. Subí la cabeza, respirá agitadamente en mi cara. Dejame verte morderte los labios. Desplomate un poco sobre mí. Respirá en mi cuello. Incorporate. Respirame una vez más. Mordeme despacio y después, por favor, matame.

martes, 23 de noviembre de 2010

Su todo mi placer

"¿Acabás? Yo quiero que acabes", me dijo mientras mis piernas reposaban en su hombro derecho, sus manos abrazaban mis muslos, sus ojos miraban los míos y su sexo se introducía con fervor en el mío. Cómo no concederle el más solemne deseo de un orgasmo bien llamado orgasmo.
Después de eso, pudo llenarse de placer al llenar mi boca y mi cara de su ser. Y un vulgar y bien sentido "ay, qué linda que sos" continuado del casi más puro suspiro que puede dar un ser humano.
Si el sexo no es literatura no sé qué carajo es.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Algoame

Secuestrame, pegame, atame, violame y matame. A ver si en una de esas le encontramos algo de sentido.
O no. No lo hagas, no tengo ganas, nunca va a tener sentido.
Mejor, matame, violame, atame, pegame y recién ahí pedí rescate. Así yo no tengo que comerme el garrón de verte hacer todo eso, ni tengo que pegar un acting para que te incentives. A ver si en una de esas me dejo de aburrir.
Lo único que falta es que todo esto se haga por facebook. Y 'tamos hechos.

Backstage III

Usted no tiene ni la más puta idea, pero yo estaba hablando de dos personajes particulares. Uno de ellos solo se hizo presente en este blog a modo de secreto, duda, indecisión y cuestionamiento. El otro de ellos ha protagonizado varios posteos, en este y en el otro, y es uno de esos malos conocidos.
Ya me aburrí de todo. No tengo ganas de competir y menos con esa persona. Ni es que esté bajando los brazos, como quien diría. La realidad es que carece de sentido. Y ya calmé mis hambres.
Otra vez me asomo a la esquina y miro a la gente pasar. Si te das cuenta, siempre es la misma gente. Gente parecida a otra gente. Todos aburridos. Me incluyo.
Noviembre viene bien realista y sincero. El año pasado, también me mostró muchas cosas. A noviembre yo le creo. Y le hago caso. Por lo general, en diciembre yo me muero.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Pensamiento en voz alta Vol. III

Se viene otro verano de duelo. La vez pasada, tampoco me fue taaan mal. ¿No?

Pensamiento en voz alta Vol. II

Uno es capaz, si así lo desea, de sentir morir hasta la más ínfima materia de su cuerpo.

viernes, 15 de octubre de 2010

Pensamiento en voz alta Vol. I

Qué locura meterse loca a la ducha. Particular si lo será.
Si hay algo que me gusta mucho es colgar desnuda después de la ducha de la nochecita.
Yo creo que uno se enamora de la gente. Y con enamorarse me refiero a tenerle una especie de sentimiento particular. Y no así del sexo de la gente. Es decir, el sexo sería la parte que complete a ese enamoramiento y que surja de una manera natural. El instinto sexual.
Esa combinación es la que te define, si hablamos en términos más concretos.
No estoy muy segura de si se llega a entender lo que quiero decir. Tampoco estoy muy segura de adónde quiero llegar.
Algunas cosas son más ajena que, incluso, las propias. Todo está tan lejos.
Más allá de todo, sé que voy a poder sacarle algún provecho a la noche de hoy. Últimamente estoy aprendiendo mucho a crecer.

jueves, 14 de octubre de 2010

Ya no, quiero más...

Ruego, por favor, imploro. Me arrodillo en el piso, junto mis manos a modo de plegaria, las golpeo contra mi pecho mientras pronuncio las siguientes palabras:
No quiero caer en el conformismo, no quiero caer en el conformismo, no quiero caer en el conformismo, no quiero caer en el conformismo, no quiero...
Entonces agacho la cabeza, cierro los ojos, guardo silencio, respiro profundo...
Y me doy cuenta de que yo debería estar sonriendo. Si vamos al caso, de todas ellas y de todas nosotras, soy la única que es sincera consigo misma.
A ver, pero vaya uno a decirselo a uno y que uno lo entienda.
Ahora, ya está.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Quizás, tal vez, no sé, no, sí

Quizás los mimos de pies nos lleven a la perdición. Quizás yo susurre que nos rescatemos. Y quizás él me pregunte al oído dos o tres veces: "¿Cómo?", como diciendo: "¿Qué dijiste? ¿Que pare? ¿Segura?". Y quizás eso lo haga mientras esté tocando mi sexo con fervor. Quizás, entonces, me entregue a la lujuria y a sus manos y a su cuerpo y a su piel y a su boca y a su sexo. Quizás todo termine entre suspiros y jadeos. Quizás los dos quedemos agitados. Quizás nos recostemos y después de 10 minutos nos preguntemos qué fue lo que pasó.

sábado, 9 de octubre de 2010

Backstage II

No me gusta la Coca Cola. Me gusta tomarla solo si está rebajada con fernet. Sí.
Si usted supiera que yo solo estaba diciendo algo que se me pasó por la cabeza mirando un vaso de Coca Cola.

Backstage

Y entonces me acordé qué era lo que estaba definifiendo cuando releí lo que acababa de escribir sin darme cuenta.
Por ahora, mis 22 años los definiría así.

martes, 5 de octubre de 2010

Básica para los básicos

Siempre, en esta vida estará:

El que se asoma cada vez que te extraña.
El que te mira y se le nota un dejo de melancolía en los ojos.
El que te reitera lo mucho que te quiso siempre.
El que se muestra indiferente pero cada tanto te dedica unas líneas.
El que se desenamoró después de un encontronazo que no supo manejar.
El que es como un fantasma.
El que conoce tu picardía y juega con ella una vez por año.
El que hiciste desaparecer.
El que cayó tarde y ahora espera poder volver a caer.
El que está en aquella otra ciudad.
El que te dejó ir, te extrañó y cuando te volvió a ver se las tomó.

Para todos ellos estará:

La que sonríe cuando se asoma, pero no quiere más que una sonrisa.
La que se hace la indiferente y cuando nadie la mira se derrite.
La que se odia por no haberlo querido de igual manera.
La que se hace cargo de esas líneas y odia esa indiferencia.
La que se aprovechó de un momento y ahora asume que lo desenamoró.
La que extraña a un fantasma.
La que conoce su picardía y disfruta de que él la aproveche una vez por año.
La que lo hizo desaparecer.
La que no le encuentra mucho sentido a que él caiga.
La que anhela estar en aquella otra ciudad.
La que se fue, lo extrañó y se volvió a ir, con la cabeza gacha, cuando vio que él se las tomó.

Todavía quedan más ellas que corresponden a otros ellos. Y todavía quedan ellas pendientes por corresponder. ¿Quedarán ellos pendientes de correspondencia?
Hace mucho que nadie nuevo cruza por esa esquina.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Cuan si fuese un diario íntimo

Yo no sé si quiero acostarme con alguien. No me entiendo, en este momento, como una persona con ese tipo de necesidades.
Dentro de mi autosuficiencia me apego a las reglas y muchas cosas las resuelvo por propia cuenta.
Todos los que alguna vez me creyeron algo especial ya pasaron a otra etapa, y yo no soy parte de ella. Todavía me pesa la pérdida de ese año y medio.
Relacionarse con gente nueva no es imposible, pero llega a ser vacío en ciertas circunstancias.
Recurrir a antiguos recursos —valga...—, me parece de lo más absurdo. Si fuese de otra manera, ya hubiese dejado de lado la autosuficiencia.
Entonces, yo ya sé que no quiero acostarme con alguien. Lo que sí me serviría sería algún abrazo especial, de esos que vienen solo de un lado.
Y tan difícil es llegar a un lugar que no existe.
Para no sentirme mal, retomo la autosuficiencia.
Lo triste de eso no es no poderla concretar, sino no poderla concretar por pensar en todos aquellos que ya han pasado a otra etapa.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Es que usted no entiende

La marihuana, la terraza, el fernet, combinados pueden sacar cosas bastantes copadas de mí; literalmente hablando, no así de forma literal.

No necesita título

Cuando un polvo casi casual pasa a ser casi costumbre.
Una transpiración copada te deja al casi terminar.

Managerea que no es poco

A veces presto mucha atención y me doy cuenta de cosas muy copadas, incluso dentro de las definiciones.
Miramos hacia el mismo lado para ciertas cosas. Tenemos, por lo menos, un objetivo importante en común. Eso, en mi lenguaje, quiere decir que, después de todo, mantenemos una relación.
Todo esto me lleva a creer que no me equivoqué al despedirme de la forma en que me despedí en julio.
Lo lindo de saber que no importa qué, no puedo quedarme, jamás, con un mal recuerdo de vos.

De Nirvana a Foo Fighters

Sea esa la definición de mi vida en los últimos tiempos, metaforizada músicalmente.

jueves, 2 de septiembre de 2010

...

Me siento tan chiquita y tan incontenible...
Se viene un Yo Lírico, te aviso.

lunes, 30 de agosto de 2010

¡Qué escándalo!

¡Ay, qué escándalo sería, mi vida! ¡Qué escándalo sería si se enteraran de lo que hemos hecho, mi vida!
Ay, mi vida, si supieran mis hermanos..., ay, mi amor, si supiera vuestro hermano y vuestra cuñada.
Mi vida, tu vida. No más, vida mía.
Pero, ¡qué escándalo sería! ¿Te imaginas?
Nuestros sexos, mi vida. Nuestros sexos se han unido.
Nuestros sexos se juntaron, con bronca y con pasión, mi vida.
¿Qué dirían nuestros hermanos? ¿Y nuestras madres?
Ay, nuestras madres. ¿Nuestros padres? Nada, ¿qué podrían decir ellos?
Pero nuestras madres, nuestros hermanos, vuestra cuñada...
¡Qué escándalo sería! Y nos culparían. Mal nos mirarían.
Nos culparían por habernos divertido, por habernos dado risa.
¡Ay, qué escándalo sería, mi vida! Pero, no importa, no importa, mi vida.
Pocas cosas han sido, y han de ser, tan divertidas.

domingo, 29 de agosto de 2010

Quizás sea un porqué

Nunca lloro delante de nadie.
Lo que ocurre es que nunca hay nadie cuando yo lloro.

lunes, 23 de agosto de 2010

Tu sal

Qué lindo que estás.
Hubiese sido hermoso verte en donde alguna vez estuvimos.
Y yo te extraño aunque no diga nada. Yo tengo ganas de verte y saberte bien. Quisiera ayudarte más que dándote una mano. Si por mí fuera, te daría el alma.
Quisiera poder abrazarte y acariciarte. Quisiera que si tenés ganas de morir en un lamento, lo hagas en mi hombro o en mi pecho.
Y cuidarte, quisiera cuidarte.
Cuántas veces dejé mi vida en tus manos ya... No podemos negar ciertas realidades. Pero siempre es mejor no hablar de ciertas cosas. Siempre es mejor callarse para verte andar. Siempre es mejor darte la vida una vez más, morir en silencio y mirando hacia un costado.
Las olas van y vienen, pero tu sal ya no está.
Y yo te extraño aunque te vea siempre y nunca diga nada.

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Ves lo que pasa?

Tengo 22. Estudio. Trabajo. Mi tiempo libre lo dedico, entre otras cosas, a laburar para una banda under de rock y a hacer ejercicio.
Una noche de un lunes feriado, después de haber hecho muchas cosas y dormir pocas horas, pensaba en preparar las cosas para la facultad. Antes de dormir, quería sentarme a fumar un finito tranquila en mi pieza con la ventana abierta y sacando la cabeza por ella, para no joder. Y al rato, no va que cae mi vieja y me gritonea por el "olor asqueroso" y me hace un escándalo padre (aunque ella es madre).

Si tan solo se diera cuenta de que lo único que le quiero decir es:

—Mamá, estoy cansada. Estoy un poco fastidiada. Mañana empieza la rutina y me tengo que levantar muy temprano. No me rompas las pelotas.

Lo único que quería era terminar tranquila el fin de semana.

domingo, 15 de agosto de 2010

Ácido y óxido

Le dije que me sacara a bailar. Le dije también que me matara.
Me dijo que el tiempo acariciaba al alma.
Le dije, básicamente, que podía cogerme cuando quisiera. Y es una realidad.
Le expliqué mi tortuoso juego. Y le conté del miedo que me daba que me descubriera.
Hizo alguna risa, quizás juguetona. Y cuando hace esas cosas, me imagino que piensa algo similar a lo siguiente: "Te dejaría el orto como una flor". Y así de vulgar como es, yo lo dejaría que juegue al jardinero y se divierta tranquilo.
Ojalá que un día de estos venga y me haga mierda. Sé que de mi boca saldrá un: "Matame".

lunes, 9 de agosto de 2010

Íntimo y ojalá interactivo

A veces, cuando termino de bañarme, disfruto de quedarme desnuda un largo rato, en mi pieza, sola, tranquila. Secarme de a poco, sentirme la piel. Quizás me cuelgo así, desnuda, haciendo cualquier cosa, como chatear, escribir que me gusta quedarme desnuda...Y muchas de esas veces, me dan ganas de hablarle al tango aquel y contarle de mi condición de desnudez. Pero, solo por el simple placer de que me siento más desnuda si alguien, en especial el tango aquel, sabe que lo estoy.

martes, 3 de agosto de 2010

Julio los prepara y agosto se los lleva

Cuando uno vuelve tiene que empezar de cero. Y qué mejor que despedirse de toda esa muerte del mes pasado.
Ya me cansé de no poder seguir. Ya me cansé de molestarlo, de molestarme y de molestarlos.
Me siento como si me hubiese peleado con el novio que no tengo. Pero de esas peleas que son por decisión propia. Esas peleas que uno podría titularlas: "Cortar por lo sano".
Y darle el crédito correspondiente al mes de agosto. Agosto, perra, perra, perraaaaaa..., hubiese dicho Luca.

jueves, 29 de julio de 2010

Extracto de viaje III, 6.ª entrega

Whatever comes of you and me, I love to leave my memories with you. Now I'm here, now I'm there. Think I'll stay around around around around around...

miércoles, 28 de julio de 2010

Extracto de viaje III, 5.ª entrega

Travesura de grande: fumar porro en la casa de tu viejo mientras todos duermen.
¡Ojo! Canadian Weed.

domingo, 25 de julio de 2010

Extracto de viaje III, 4.ª entrega

De ahora en adelante... Pensar que esto ya me lo dije en otro momento.
De haberme escuchado en el pasado. Anoche fue. Anoche lo hice.
Es jodido entender los motivos. Me gustaría que quien tenga que entenderlos, lo haga.
Lo interesante es haberle encontrado una vuelta muy copada a un pequeño y rectangular futurito.
¿Vio usted? Yo le dije que para algo esto iba a servir.

martes, 20 de julio de 2010

Extracto de viaje III, 3.ª entrega

Se nota una ausencia por todos lados. Y no estoy realmente segura de que esa ausencia sea ajena.

Todos podemos presentarnos de forma ausente. No hay viaje en el que no se aprenda.

Interesante es ver cómo bebo constantemente de aquella botella que él me presentó en algún pasado no tan lejano. Claro que mirándolo desde el punto de vista de lo que sería el crecimiento personal, desde aquel pasado ya pasó toda una vida.
Y lo extraño.

Es como si ya no quisiera ser parte de eso. El nudo. Otra vez, el puto nudo en todos lados.
Respirar. Eso quiero.
Llorar, quizás, me dé más vida.

lunes, 19 de julio de 2010

Extracto de viaje III, 2.ª entrega

Una grieta en la piedra. Y jamás se enterará de que me hace morir incluso por no estar.


Él es mi muerte. Lo descubrí después de que hiciéramos el amor con la mente mientras nuestros cuerpos solo se mimaban un poquito.


Todavía no me había ido y ya estaba extrañándolo.

domingo, 18 de julio de 2010

Extracto de viaje III, 1.ª entrega

Él no fue.

El avión sale a las nueve y veinte

Muchas cosas tengo para decir antes de poder darme vuelta y subir con pasaporte en mano por la escalera mecánica. Supongo que podría resumirlo todo en pocas palabras. Tengo una capacidad para simplificar las cosas que es realmente admirable. Oraciones cortas y algunas unimembres. Pero la verdad es que no quiero resumir nada, porque no quiero que se pierda nada en el espacio y menos en el tiempo. Hace rato que tengo ganas de aprovechar cada detalle de cada etapa. Resumir, justo ahora, no sería responder a esas ganas.
Hay algo que es una realidad: él y yo ya estamos unidos para lo que nos reste de vida. Y es que es así. En la puta vida me voy a olvidar de él, por más que pase lo que sea que pase. Y asumo también que él no se olvidará de mí. Quizás no me recuerde de la misma forma en que yo podría recordarlo. Pero cuanto mínimo, me recordará como la que, en algún momento, fue su manager.
Igual, me gustaría hablarle directamente a él y decirle, entonces, lo siguiente: he tenido miedos y te los he planteado. Los sigo teniendo, pero porque es lógico que estén.
De todas las cosas que tengo para decirte, prefiero largar solo las que merecés. Y no voy a atocigarte contándote lo que me generan ciertos actos. Son cosas mías que te pertenecen, pero siguen siendo mías y no tenés porqué comerte el garrón de saberlas.
Lo bien que me hiciste este último tiempo no tiene descripción. A su vez me mataste, pero no fue la primera vez, así que...
Muy bien me hizo el hecho de poder compartir momentos con vos, quizás yo en una punta y vos en otra, pero ahí, los dos. Ojalá nunca te hayas sentido incómodo. Ojalá nunca hayas querido escapar de esas circunstancias. Yo puedo morirme por tus brazos, pero jamás faltaría a tu respeto. Ojalá sientas esa misma comodidad que siento yo, y puedas quedarte en la misma habitación conmigo, solos, sin tener la necesidad de salir corriendo.
Todavía pienso que muchas de tus justificaciones no son tan válidas. Eso no significa que no las respete e incluso las entienda. Te daría mis explicaciones para no considerarlas válidas, pero no creo que te interese saberlas. Y retrucarte no sería respetarlo. No interesa lo que pase de este lado, en definitiva.
Ya nos hemos ido, ambos, más de una vez. Sin embargo, considero que esta vez será diferente.
De todas formas, quisiera pedirte que no vuelvas a hacer lo que hiciste. No te vuelvas a ir así porque sí. No me saques lo único que tengo. Y, si de todas maneras lo vas a hacer, por lo menos que cueste. No te vayas tan fácil. No me hagas eso. Es lo único que te pido, por lo menos con respecto a mí.
Con respecto a vos, te pido que no seas boludo, que pienses en vos, en tus ganas, en tu bienestar. No te adjudiques culpas que no te corresponden. Dejate llevar por los impulsos que tengas. Uno puede ser impulsivo aún siendo una persona que busque seguridades. Date los gustos que quieras con las cosas que quieras. No te jusguez ni te prejusguez y conocete a fondo. Sos un hombre hermoso, tendrías que aprender a verlo. A mí me enseñaste una banda de cosas, y creo que lo hiciste aun sin darte cuenta. Entonces, jamás te subestimes. Por favor te lo pido.
Quizás sea momento de darle un cierre a este escupitajo de palabras, ¿no? Si fuera por mí, no terminaría nunca de decirte taaaantas cosas. Pero voy redondeando.
Espero que estés bien en donde estés y con quién estés, ahora y siempre, claro. Decirte que contás conmigo para lo que sea, a esta altura, sería absurdo. Prefiero decirte cosas nuevas, que no sepas. Aquello ya se cae de maduro por todos lados.
Dudo que en algún momento leas todo esto. Esto y todo lo que alguna vez he escrito sobre vos y por vos. Por eso mismo, me tomo el atrevimiento de despedirme así, deseando darte un beso en la boca. Un beso de "chau, nos vemos en un tiempito". Un beso de "te quiero mucho y te voy a extrañar". Un beso suave y cariñoso, pero que me genere un desgarre interno, como todos esos que alguna vez me generaste mientras me matabas sin saberlo.
Y ahora sí, despego mis labios de los tuyos. Y ahora sí, despego esta mano de este lápiz y en ese mismo acto, me paro en el escalón mecánico que de vos me aleja. De acá a dos semanas, chau. De acá para toda la vida, no nos separamos más.

sábado, 17 de julio de 2010

Ver una luz

El cuerpo reclama. Si querés seguir disfrutando, cedé.

Con eso muere mi orgullo. Y por eso todavía no me muero. No se equivocó cuando explicó sus motivos.
Al minuto y medio, casi me entrego a los brazos de la dulce oscuridad. El sufrimiento hubiese terminado.

Me dije

"Interesante que lo haya escrito en rojo. Aunque no, che. Viniendo de la cartuchera de un puto no me extraña".

Veintidos porqués

Mientras le escribía un futuro a alguno, se representó ante mis propios ojos cuál sería mi futuro con el otro.

lunes, 12 de julio de 2010

Un abrigo para mi invierno

Fin de semana golpeador y para colmo de cualquier cosa difícil es subirse a un avión. Un avión..., justo ahora que encontré su olor en mi cama.

domingo, 11 de julio de 2010

Dos patos en el río

Y con 22 años puedo dejarlo ir sin reclamar un beso siquiera. Porque el tiempo mata al tiempo y porque si hay algo que le debo es el respeto que se merece.
Abrazos y cariños. Todavía tengo el nudo en la panza. Todavía le doy cosas mías para que se acuerde de que me tiene.
Ojalá pudiera mirarlo a los ojos y no ponerme nerviosa, como si él no supiera lo que está haciendo conmigo en el simple acto de responderme la mirada.

jueves, 8 de julio de 2010

Nota mental

Cuando el fin de semana largo pasa a ser traumático.
No managerees una banda si no podés manejar tu vida.

Mucha agua debajo del puente...

..., me dijo y desapareció de mi vida.
Cada tanto lo recuerdo. Y lo recuerdo como si fuese algún sueño que tuve alguna vez. Lo recuerdo con una gracia elegíaca que no puedo describir mucho. Y lo recuerdo porque me advirtió que no me iba a olvidar de él.
Cuánto lo odié, cuánto me detestó. Y cuánto odio que haya tenido razón.

martes, 6 de julio de 2010

En la plaza

Te quiero tanto, corazón. Pero entendeme. Yo no puedo seguir acá parada mirando cómo jugás en la plaza. Ya no puedo cuidarte. Estás grande. Tenés tus amiguitos, jugá con tus amiguitos. ¡Qué rápido creciste, corazón! Se nos escapa el tiempo de las manos, eh. Pero vos no te preocupes. Yo siempre voy a estar cerca para cuando lo necesites. ¿Qué? No, ahora no. Ahora me tengo que ir a hacer cosas de grande. Pero vos andá y jugá, corazón. Jugá. Divertite, corazón. Te quiero tanto. Pero yo no me puedo quedar acá parada mirándote jugar. Entendeme, corazón. Hagamos de cuenta que cuando se haga la hora te paso a buscar. Te quiero, corazón. Chau, mi vida. Chau.

Decimonoveno porqué

Yo soy la esposa. Ella es la amante. Y perdón. Permitanme, aún sin tener realmente autoridad para decir esto: me la juego entera a que es una pésima amante.

domingo, 4 de julio de 2010

Quincuagésimo porqué

En verano todo crece. Y yo nací en invierno.

Consejos para una noche de viejo verano II

Cuando el atardecer de un domingo se te presenta como para aprovecharlo, divertite.
Demorar el tiempo. Seguir el contacto.
Y nada de acordarse de aquellos paréntesis de sábado. Pero, si de todas formas ocurrirá, pensalo así: mientras vos prendías tu faso con su llama, él se apagaba en el río de ella. El otro gran polvo puede quedar intacto. Pero no te muerdas los labios. Reite, que el contexto es otro, por más que estés sentada en el mismo lugar.
Apreciá el paso de las horas, aún frenándolas.
Prestá atención a todo y a todos. No te olvides de nada. Recordá el viejo verano. Vivilo de nuevo.
Y entre tu Larry, tu Zekiel y tu más querida Ashley, sonreí.
Para el final del día, antes de morir por cansancio, pensá en lo hermoso que fue nacer ese domingo.

Consejos para una noche de viejo verano

Cuando la noche se te pesenta como para salir o no salir y la casa está vacía; contrarestalo.
Dejarse matar por una soledad. Admitir que necesitás algo.
Hay pendejos limpios y pendejos sucios. Malcrialos. Pero hasta el punto en que quizás se muestre la pérdida de la ironía, y entonces te encuentres prendiendo tu faso con su llama; o tal vez, te veas enorgullecida por algún polvo que te hayan echado. Para esta última instancia, ojalá te estés mordiendo los labios.
Seguramente, al instante, la estupidez de verte en arrepentimientos. Otro instante más y no hay tal cosa.
Saberse vivo aproxima la muerte.

viernes, 2 de julio de 2010

Un porqué en el aire

Cortázar era de virgo y vivió un tiempo en Banfield.

miércoles, 30 de junio de 2010

Campos de frutillas

...Y monas vestidas de seda.
Felices seis años.

Encontré otro porqué

Dijo que a veces soy como de ácido. Efervescente y golpeador. Pero de esos golpes que no son como piñas.

martes, 29 de junio de 2010

Fue difícil

¿Qué tan libres somos si en realidad no hacemos lo que queremos cuando, tranquilamente, podríamos?
¿Qué tan libre sos si te decís que sí cuando corresponde un no y si te decís que no cuando corresponde un sí?
¿Qué tan sinceros fuimos cuando nos dijimos chau mientras sabíamos que ansiabamos el hola?
A mí me cansa. Me cansa verte morir cada fin de semana. Me cansa ver que te mentís cada día que continuas esta historia. Me agota verte hacer siempre la misma mierda.
Yo no tengo la culpa de que te guste ser un infeliz. Sí me asumo culpable de nunca habertelo dicho en la cara. Más de uno hubiese querido hacerlo. Todavía quieren. Todavía quiero.
¿Qué silencio guardo entonces?
Lo más difícil no fue escribirlo, sino publicarlo.

lunes, 28 de junio de 2010

Triángulo

Nos vamos pasando el mensaje.
Así soy yo, gritó un cuarteto entero.

Otro porqué más

Uno es mi responsabilidad y el otro es mi vagabundancia.

En el momento oportuno

Empieza aquel a decirme lo que ya habíamos dicho.
Habla aquella que podría complementarlo.
Ambos gritan lo que quisieran decir.
Aparece el extraño para verlos morir.

Otro porqué

Quiso escaparme de las letras.

Extracto I

El aire libre, el azul del cielo, la frescura de una tarde de invierno despejada.
Un humo que me recorre hasta escapar en un suspiro.
Pausada pero intensa respiración. Constante. En aumento.
Calor en determinadas extremidades. Calor en el pecho.
Y la ropa en el cuerpo cuan si fueran manos, muchas manos ajenas.

Ahí hay un porqué

Fue la última persona con la que tuve sexo. Y mirá qué bien que me garchó que pasaron dos meses y yo todavía estoy re tranquila.

domingo, 27 de junio de 2010

En la mejilla

Y ahora lo extraño más.

jueves, 24 de junio de 2010

Acá está la piedra

Porque pareciera que le pareció que hacer reir a alguien era bueno y humanamente necesario, un 13 de enero. Pareciera además, que supuso que también era domingo.

¿Y la mano?

lunes, 21 de junio de 2010

Y un tango de sombrero

Cuando quieras nos reimos, corazón.
Cuando quieras, dame un beso, dame un faso, dame un vino.
Dame otro beso en la frente y mordeme los labios al costado de la vía.
Cuando quieras, nos reiremos, corazón.
Cuando quieras.

Númen II

Volviste. Me hablaste. ¿Te despertaste ya? Se notaba tu silencio. ¿Cómo andás? ¿Seguís sin camisa? Hace frío para no tener camisa. ¿Y qué contás? ¿Conservás el salvajismo? ¿Y toda esa mugre? Espero que sí. Te sienta bien la mugre. Me gusta como te queda.
¡Qué bueno es verte de nuevo! La verdad, tenía ganas de que esto pasara. Pero no quería molestarte, verás. Me pareció que darte silencio después de tanto barullo era lo más apropiado. Me pareció, también, que jamás te hubiera importado escuchar mi silencio. Y supuse que te hubiese sido molesto seguir con el barullo entre todo ese griterío. Preferí pausar y esperar a que te levantaras. Claro que, corría el riesgo de que no lo hagas. Por eso me alegro de que estés acá.
No es solo una risa. Pero, si querés, nos reimos cuando quieras.

miércoles, 16 de junio de 2010

Mucho

Te quiero mucho.

lunes, 7 de junio de 2010

Que no vuelva a pasar

Que sea la última vez que yo tenga que abrir los ojos. Que no vuelva a ocurrir eso de que se empapen ciertas pupilas. Que no se repita aquello de que alguien tenga ganas de romperme la cabeza contra un vidrio por tu culpa. Que no vuelva a pasar eso de que todo y nada. No tuve palabras para gritar en el momento. No tuve intención de sacarme los ojos por tu ceguera. Sin embargo, ocurrió que así fue. Y para colmo, minutos antes de que vos lo vieras.
No me interesan tus excusas ni tus perdones. Mejor dejalo ahí. Encerrate en tu habitación. Estás castigado por mí, por vos y por todos aquellos que ven lo que vos no sos capaz de captar.
Consumite en la misma mierda de todos los días. Es cosa tuya.
Pero no te olvides de tragarme viva y comerme cruda. No te pienses insuperable. Vos no sos más que lo que yo quiera que seas. Que eso quede claro. Y que sea la última vez que tenga que decírtelo.

Asumido

Moriré sin decirle que lloré por él.
Morirá sin entender por qué.
Moriremos por separado.
Y, aún muerta, lloraré su muerte.

domingo, 30 de mayo de 2010

En la ruta

¿Cuántas veces más podrás caer? Decirte todo bien en la jeta. ¿Cuántas veces más podrás ceder? Vomitarte todo bien en la cara.
Y en algún momento, pa, vas a entender que nada de lo que se escondió entre superficies fue de sábanas. La puta que te parió. Tampoco fue absurdo. La gran puta madre. Esas dos palabras me las meto en el orto, pero me las meto yo. Y vos..., sí, ¡vos!, no te das el gusto de sacármelas de encima.
Miralo, arrancalo, torcelo, tiralo, comelo, escupilo, masticalo, sacalo, adaptalo. Viví con ello y morí en la ignorancia de no ser capaz. Morfame viva cada vez que me veas y tragame cruda cada vez que lo reprimas. Las palabras me las quedo yo. Otra vez te lo digo. ¿Cómo te lo tengo que decir? ¿Cómo mierda te lo tengo que decir?
Amanecerás. Ya amanecerás.
Y me voy como Alfonsina en su mar.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Con qué necesidad?

¿Con qué necesidad entraste por ahí? Eso me pregunto. Pudiendo estar detrás, viniste hasta mí. Cómo no querés que me lo pregunte. Si ya no nos apuraba esa soledad, yo te pregunto: ¿con qué necesidad? Y cuando se te cante volver, ¿preferirás correr? Vos solo dijiste "basta".
Yo no sé si inflaste los pulmones y tampoco sé si te sermoneaste mirando el cielo. Yo ya no sé lo que queda. Otra vez volviste a caer.
¿Con qué necesidad se tocó ese botón? Si se sabía que todo iba a estallar. El tiempo no muestra nada, todo vuelve a fallar. ¿El sol está al revés? ¿Eh? ¿Con qué necesidad? Ya sabés qué hay y en cuántas partes podemos dividir toda la historia. Vos solo dijiste que basta.
Dijiste que ibas a inflar los pulmones para no gritar al sermonearte mirando hacia el cielo. No sabemos lo que queda, si es que queda. ¿Otra vez vas a volver a caer? Pero, escuchame, querido... ¿Con qué necesidad?

martes, 18 de mayo de 2010

Tengo ganas de hacerla simple

Me vuelve loca ese pibe. Me gusta, me encanta, me atrae, me divierte, me conoce, lo conozco, me cae en extremo bien y, en determinadas circunstancias, me exita.
Me da bronca no tenerlo. Me encantó cuando lo tuve.
Tener, un verbo un tanto posesivo... No me refiero a eso. Me refiero a tenerlo y que me tenga. Y nos tengamos, así. Desnudos, abrazados, transpirados, agitados, empalmados y garchando y apretando a más no poder y transpirando de nuevo. Lo miro y se me vienen todas esas ideas y esos recuerdos a la cabeza.
Lo veo hablar, lo escucho mirar y le hablo con los ojos. Pero no me escucha. Nunca me escucha. Aunque siempre me mira. Desde ahí arriba, mientras canta, me mira.
¿Qué clase de tarado es? ¿Qué clase de tarada soy? Quizás tenga que ir y morderle los labios. O quizás tenga que esperar a que el muy boludo se deje de joder y me morfe viva.
A su vez, es más. Es más cariño y algo menos carnal. Pero nunca dejaría de ser carnal. Entonces, lo quiero. Y tengo ganas de que me quiera más. Yo también quisiera poder quererlo más. Pero el muy infeliz quiere que lo quieran sin quererse él mismo realmente.
Igual, como hasta ahora ha sucedido..., eventualmente, volverá a amanecer en mi cama. O quizás yo en la suya. Aunque, una cosa no anula la otra.

viernes, 14 de mayo de 2010

Recién empezado el 07/05 dije

Puedo morir mil veces. Y mil veces más. quizás, muchas de esas, con esta canmción de fondo. Pero una cosa es segura: el último final será total y completamente distinto.

Después, también me dije

Hay algún lugar del que no me voy. Y tanto hay pendiente que es absurdo esquivarlo todo.
Ya me dije una de las cosas más importantes. Y ese piano no se equivoca, señores.
Lo próximo, eventualmente, llegará. Lo impotante es que ya empecé el trámite.
Me gusta entender lo literario de estas palabras, y me resulta interesante haberlo escuchado.
Tiempo de irse y no sé si se sentirá bien. Hay alguien ahí revoleando ladrillos.
Qué sé yo. Será cuestión de ponerse cómodo.
En el peor de los casos, morirse cuando se esté lleno de vida.

lunes, 3 de mayo de 2010

Pequeño pez

De alguna forma, habíamos terminado por consumirnos. Pero, antes de que eso pasara yo le había dicho al oído:

—Quiero ser tu puta — y me hubiese gustado decírselo con los labios pintados de rojo y vestida con brillosos cueros negros.

Después de eso, todo se incineró. No duramos mucho. Él no sabía si irse y mientras dudaba yo ya estaba subiéndome al bondi.

Si algún día me entero de que lo entendió, espero entonces poder disfrutarlo y dejarlo que me disfrute sin quemarnos del todo, sin consumirnos ni un poco.

Y tengo nada con todos.

domingo, 2 de mayo de 2010

Yo soy el tiempo. Por lo menos, el mío.

jueves, 29 de abril de 2010

Yo dije

Pienso que tengo cosas para decir.

Hace rato que no le hablo, igual no contesta. Todavía pretendo estar en algún lado. Y nada pasa. Nada hay. Cada tanto me callo. Otras veces, me dejo llevar. Total, no se me escucha.

Se ha hablado tanto y no se ha dicho nada. Existen sobreentendidos que nos admiten ciertos silencios. Entonces, como quien diría: "callate y hacé lo tuyo". Yo no tengo la culpa de que haya confundido el placer de la carne con un asado familiar. Tomenlo de parte de quién viene: una vegetariana.

Un buen día me dijo algo. Y al día siguiente tuve que ingeniarmelas para llegar hasta mi casa. Finalmente, fue. No del todo, pero fue. Y ha sido divertido.

Ahora hay silencio por todos lados. Y tengo unos auriculares que no andan y otros que suenan horrible. También hay una tos que molesta al humo, unas lágrimas que matan gérmenes, practicidades para trabajar y un dolor que me relaja.

Creí que tenía mejores cosas para decir.

martes, 27 de abril de 2010

Recurre que no es poco

Contra el colchón, el piso, la pared, el rincón, el piso, la pared, el colchón.
Ni estábamos en condiciones ni teníamos ganas de dejarlo pasar.
Él había recurrido a mí. Después de vaya uno a saber qué fue lo que pasó, recurrió a mí. Y yo..., bajé la caja del placard.
No he decidido aún si decir que sí o si decir que no. No he logrado formular, todavía, la conclusión final y convincente. Como si de alguna forma todo estuviese abierto. Al mismo tiempo, entiendo que nada ha quedado claro.
Me faltan partes. Me quedan salidas. Tengo ideas. Entiendo determinados actos. Pero como si nada fuese mucho y como si todo fuera poco, no estoy a la altura de la circunstancia.
Entonces, profundizo. Explicaciones hay. Que sean estas coherentes o no es otro tema.
Pero todavía me duele el cuerpo. Entonces, me acuerdo de ciertos momentos cuan si fuesen oraciones sueltas marcadas con un resaltador que no anda muy bien.
Un arma se disparó, un globo estalló y una canción terminó.
Ideas imaginadas. Imágenes idealizadas. Todo envuelto en una realidad de agotamiento multiplicado por presiones más una resaca por venir. Pudo haberse disfrutado más.
Como resumen, les puedo decir lo siguiente:
Es bruto. Es un hijo de puta. Es chico, sí. Pero es un bruto, hijo de puta. Eso me encantó y se lo tengo que admitir.
Contra el colchón, el piso, la pared, el rincón, el piso, la pared, el colchón.
Ni estábamos en condiciones ni teníamos ganas de dejarlo pasar.
Eso fue lo que pasó.

sábado, 10 de abril de 2010

Cosas de la vida...

Pero, yo no me olvido que el día del cumpleaños de ella, él me dijo que disfrutaría muchísimo más estando conmigo.

jueves, 8 de abril de 2010

Casualmente...

Estaba a punto de contar una de esas historias de veranos de años pasados que contenía varias cosas divertidas. Una historia copada, realmente. Hasta el día de hoy se le siguen agregando anécdotas pequeñas que la hacen crecer y ponerse linda como si se arreglase con ropa de salir y se pusiese perfume y un poco de maquillaje.
El punto es que el relato de esta historia hubiese empezado con un posteo sobre el primer encuentro carnal. Es decir, hubiésemos ido directamente a lo interesante. Y para esto, yo hubiese dicho algo similar a lo siguiente: "(...)y eso fue lo más parecido que tuve en mi vida al sexo casual". Obviamente, con alguna moraleja al final o un pie para seguir agregando puchitos de toda esta historieta, ¿no? Y que quede todo lindo y poético, incluso tierno para algunos –algunas, más que nada–.
Pero, ¿qué pasa? Pasa que, mientras armaba el relato en mi cabeza, me acordé de algo que durante todos estos años no me había acordado.
¿De qué? Y, de que esto ya había ocurrido con algún alguien que jamás volví –ni volveré– a ver, y tengo serias dudas de que me acuerde bien de su nombre –en caso de que me haya dicho su nombre real–.
Entonces, lo más parecido que tuve en mi vida al sexo casual fue, justamente, sexo casual.
¡Qué loco! Justo cuando pensaba que, hasta ahora, ya lo sabía todo de mí.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Relato desde algún vagón abandonado

Llegamos, dejamos que las birras se enfríen un poco más y nos sentamos a fumar un pucho.
Charlamos de todas esas cotidianeidades que nunca nos contamos bien cómo se habían ido sucediendo. Después charlamos un poco de mi último viaje y de alguna que otra historia o anécdota que tuviese alguna relación con el tema.
Una vez frescas las rubias, servimos unos maníes y nos pusimos un poco más cómodos –comodidad que seguramente venía de la mano con la cerveza. Cuan si fuese alguna especie de promoción de esas que no son válidas, generalmente, en la provincia de Córdoba–.
En algún momento, ya con la segunda birra a medio tomar, el cenicero bastante lleno y con los maníes ocupando menos de la mitad del espacio que habían ocupado en el plato, nos dijimos todo lo que teníamos ganas de decirnos.
Preguntó y contesté. Le conté y me contó. Dio razones y motivos. Demostré con palabras que no me permitía ser egoísta cuando de él se trataba. Aclaró lo que creía que era correcto hacer. Accedí a su decisión –no me permito ser egoísta cuando de él se trata–. Coincidimos en la absurda falta de comunicación que hubo todo este tiempo. Di explicaciones y pedí perdones. Confesó haber comprado frutillas para mí. Anudé mi estómago. Guardamos silencio. Me dijo que me quería mucho. A mí me hubiese gustado decirle que yo también a él –horrores me cuesta expresar ciertas cosas. Mecanismo de defensa, quizás le llamen a eso–. Repetimos palabras ya dichas en alguna isla. Después repitió que me quería muchísimo –otra vez no me salió–, agregó que siempre me iba a querer y finalizamos esa parte de la charla cuando me dijo:
—Y es así. Vos estabas AHÍ. Estás AHÍ. Siempre vas a estar AHÍ.
Silencio. Y cuando no tomábamos sorbos de birra, pitábamos un cigarro. Silencio. Miradas, vaso, humo y silencio. Silencio que se quebró ante la petición de un abrazo. Abrazo de minutos eternos. Abrazo que fue largo, cariñoso, protector..., fue hermoso. Momento fuera de tiempo. Y después, silla y silencio.
Se acercó, no mucho, pero se acercó y me acarició el brazo. Después la pierna. Y el brazo de nuevo. Y miraba mis manos, mis ojos, su mano, mi boca, mi pelo, el piso, la mesa, el vaso, mis ojos, mis manos, mis piernas, mis ojos, mis pies, el piso, la mesa...
Balbuceó un poco y después me dijo que él no quería molestarme. Suspiró. Yo le dije que no lo hacía y agaché cabeza.
Levanté la mirada, me crucé con sus ojos y le dije que estaba todo más que claro y que no me jodía para nada. Asumo que soné convincente –¡ey! No mentí. Digamos que "no me jode" ya que, repito, no me dejo ser egoísta cuando de él se trata–, porque al instante se acercó un poco más, yo lo acerqué más y nos dimos un beso.
Disfrutamos mucho ese beso. Lo disfrutamos con sus manos en mi cara y las mías en su cuello. Lo disfrutamos como si hubiesen pasado años desde nuestro último beso —digamos dos años y algunos meses, si los pone mejor en contexto–.
Entonces, no aguantamos. Y nos desnudamos el uno al otro. Y no quedó lugar de nuestros cuerpos que no haya sido acariciado. Y nos empapamos de nuestras lenguas y de nuestras manos. Nos desparramamos entre las sábanas y no nos dejamos frenar por nada –cuando aparece el recuerdo de esa escena, me obliga a cerrar los ojos y me dibuja una sonrisa de satisfacción–. Dos cuerpos se desarmaban y se volvían a formar. Se unían y se separaban, constantemente. Se degustaban y se estremecían, incesantemente. Morían, nacían. Pero, no paraban. Frotes, jadeos, suspiros, roces, gemidos, besos, sudores, fuertes respiraciones y cambios de plano. Hasta que un éxtasis de fluidos puso fin a ese espectáculo de regocijo.
Durante una noche fuimos lo de siempre. Eso mismo que nunca fuimos. Y en algún punto me sentí en deuda por eso. Quise recompensarlo, quise darle un regalo. Algo mío, algo que disfrute, algo que le quede guardado en alguna caja de su memoria y que pueda recordarlo de la manera que más guste, cuando quiera –y no me iba a levantar de la cama a cocinar, ponele–. Entonces, le cedí mi boca. Le regalé placer. Le ofrecí sentirme y me permití sentirlo. Lo mimé –o como más te guste decrilo–.
Hermoso fue saber que le gustó, que lo disfrutó, que me disfrutó. Me encantó cómo lo confesó después. Me encantó haberlo sentido.
La mañana llegó con una valija llena de responsabilidades y el timbre que tocó sonó igual a su despertador. Ya de vuelta en el mundo cotidiano, nos dedicamos unos silencios y unas miradas que delataban un futuro ya predicho.
Caminamos en silencio hasta aquella esquina punto de encuentro y de despedida. Al llegar, nos dimos un abrazo y al separarnos se desató un diálogo similar al siguiente:
—Hablamos —.Dijo.
—Dale —. Respondí.
—Cuidate.
—Vos también.
Una vez más, crucé la avenida y continué mi camino sin mirar atrás.
Esta vez, yo me quedé sentada al costado de las vías, mirando cómo se alejaba el tren. Pero, una vez yo también fui tren y entiendo que es probable que vuelva a pasar. No sé dónde me encontraré para ese entonces. Lo único que sé es que este vagón es mío, así abandonado como está y es una de las cosas más antiguas y hermosas que me pueden quedar guardadas dentro de alguna de esas cajas sobre el placard.

domingo, 7 de marzo de 2010

...

Necesito conocer gente nueva.

viernes, 5 de marzo de 2010

Así de la nada

Sólo espero que él esté disfrutando de esa tuquera que le regalé así como yo de la que me quedé.

lunes, 1 de marzo de 2010

Gran extracto

"(...)antes de morirme me gustaría estar con una chica. (...) porque en la vida hay que probar todo. (...) Y tengo un poco de miedo de que me guste".

Eso lo dijo una señorita que, aparentemente, es conocida en el ambiente mediático –poco y nada sé sobre el tema– porque la estaban entrevistando en una radio de esas que se escuchan en la oficina cuando se le hace random al dial. Y fue un comentario que generó polémica en el programa de turno.
¡Qué tanto! No sé cuántos veinti o treinti tenía esa mujer, pero con mis veintiuno a mitad de camino ese tipo de cosas ya las taché.
Entiendo que mi promiscuidad para algunas cosas no es así de común en todos y que algunas personas pueden tener un poco más de pudor. Pero, vamos. Si es un deseo de esa magnitud, es inentendible que todavía no lo haya hecho. Gustarte, te va a gustar, ma. No te digo que abandonarás y rechazarás a la clásica forma fálica de carne y piel. Son dos cosas distintas.
Mi consejo para esta muchacha: Dale que va. Sacate las ganas. El sexo todo es lindo y divertido. Con hombres, con muejeres, entre varios, o con uno mismo nada más. Así que, divertite. Y que antes de morir desees hacer algo muchísimo más extravagante. Porque en la vida hay que probar todo...

domingo, 28 de febrero de 2010

Numen

Adjudicándole todas estas palabras al fernet –siendo esta una sutil forma de justificar esta sinceridad–, te digo: sos un hijo de puta.
Sí, un hijo de puta. Porque eso no se hace. Debería ser inconstitucional. No digo ilegal, porque más de una de las cosas que hago son ilegales, aunque no deberían.
No es aceptable desde ningún punto de vista hacer lo que hiciste. No a mí. No a alguien como yo.
Viniste y, con palabras, me violaste. No, no te acuso ni te denuncio. La realidad es que no fue violación. Ambos consensuamos ese mismo acto. Estuvimos de acuerdo. Me corrijo entonces, y te digo que me garchaste. Y yo me dejé.
Más de una vez me acordé, textualmente, de tus palabras. Más de una vez expresé a modo escrito y oral la forma en que me sentí cuando leí lo que me habías dicho. Y puedo citarlo sin ningún problema, sin modificar un fonema siquiera.
"Me vienen recurrentes ganas de acostarme con vos y el colchón no me parece de lo más copado".
¿Cómo podría pasar desapercibido? Nunca nadie me dijo algo tan así. Tan puro, explícito, vulgar y tentador.
Te pago con la misma moneda. Vos viniste y me lo dijiste con algún porcentaje de alcohol y vaya uno a saber qué más en tu sistema. Yo hago lo mismo. Me bajo tres o cuatro copones de fernet y te escribo.
Te escribo que no acepto el hecho de que me hayas poseído en palabras y que después queden las ideas y ganas tiradas en la calle sobre una pila de cartones y muebles rotos que ya no sirven. Ni siquiera en un container. En la calle, en la vereda, en alguna esquina que sea un basural, donde la municipalidad se haya limitado a poner una virgen, pero que en nada cambia las cosas. Lanús está llena de esas, la localidad es un santuario. Entonces, ¿te das una idea de lo absurdo que se ve desde este lado? Un desperdicio, una molestia. Contaminado, todo contaminado.
Aceptaría que lo recicles. Que lo dejes guardado en alguna caja para después. Como esas cosas que se guardan porque se sabe que en algún momento pueden servir.
Pero, no. Ni siquiera puedo ocupar lugar al pedo. Hay quienes se sienten molestos con guardar porquerías. Y lo entiendo, aunque yo soy de esas que guardan.
Me escribiste, en ese acto me garchaste y después te fuiste. Asumo que razones bien válidas tendrás. No interesa cuáles. No pido explicaciones. Tampoco las doy cuando no es necesario.
El punto final es que la recurrencia ahora es sólo mía y sólo para que quede un regisro de esto, te digo que yo sí la guardo en una de mis cajas de cartón que pongo sobre el placard junto con muchas otras cosas que en algún momento sacaré de ahí para usar. Pero en este caso particular, el que tiene la voz de mando sos vos. Cuando quieras. Cuando seas gustoso de que baje esa caja, avisame. Y, de una buena vez, que no sea con palabras. Terminá lo que empezaste de la manera en que correspondería.

jueves, 25 de febrero de 2010

(...)

"Ya estoy un poco grande como para seguir siendo tan hija de puta. Por otro lado, todavía no creo que alguno sea capaz de solucionarme".

Problema resuelto.

Santa soledad, te imploro...

Cachetazo solitario y en contra de mi voluntad. Primera vez en mucho tiempo.
Pero, la puta. Cómo disfruto de un faso y un fernet cuando estoy sola.

Pude haber sido muy egoísta.
Supongo que es parte de alguna madurez. Entender que todo a su debido momento.
Dejarlo que se abofetee un rato antes de aprender a disfrutar.

Qué mal. Se acabó lo que se quemaba.
Un pucho, dos tragos y a la cama.

miércoles, 24 de febrero de 2010

sábado, 20 de febrero de 2010

Extracto de viaje II, 3.ª entrega

Sábado 20 de febrero de 2010

Aquellas palabras que me violaron hace un tiempo atrás se asomaron nuevamente ayer a la noche. Y me generaron algunas recurrentes ganas, claro.
Por otro lado, las útimas palabras taladradoras de cabeza me visitan bastante segudio. Claro que tengo bien en cuenta el hecho de que fueron justo antes de que yo haga este viaje.
De vez en cuando recuerdo el resto.
De todas formas, el más latente es el que en pocos días veré, y el hecho de que no haya idea alguna de lo que pueda llegar a pasar me generá ansias.
Algunas historias podrían concluirse. Y no, no me refiero al clásico, aburrido e irrisorio "final feliz".

viernes, 19 de febrero de 2010

Extracto de viaje II, 2.ª entrega

Viernes 19 de febrero de 2010
Río Quilpo.

Mejor momento del día: soledad, faso y fernet a los pies del río.

lunes, 15 de febrero de 2010

Extracto de viaje II, 1.ª entrega

Lunes 15 de febrero de 2010
Tanti.

Todas esas palabras. Otra pudo haber sido la historia si hubiésemos charlado antes.
En este mundo globalizado y en plena era de la comunicación, lo que menos hubo fue lo que abundaba.
De haber sabido que quería que me quede, yo lo hubiese hecho.
El gráfico se mantiene como siempre y, seguramente, él tenga razón. Quizás algún día, las funciones den otros valores.
Por el momento, lo dejo ser y me dejo ser.
Fuimos muy sinceros. Seguramente quedaron cosas para decir. Como por ejemplo, que lo quiero y que me encanta verlo bien.
Necesito volver a la vida, voy a sumergir mi cabeza en aquel río que cae a mi derecha.

sábado, 13 de febrero de 2010

martes, 9 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 10.ª entrega

Viernes 12 de febrero de 2010.

La moraleja no se aprende sino hasta el final de la historia.

lunes, 8 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 9.ª entrega

Jueves 11 de febrero de 2010

Escribí y borré muchas cosas de este mismo renglón. No encuentro las palabras, evidentemente. Nada de lo que pueda decir al respecto me deja totalmente satisfecha en cuanto a expresar lo exacto sobre el tema.
Y sigo haciéndolo. Escribo. Borro. Probemos:
Él, el acolchado, lo dicho, la mesa, yo, el colchón, la soledad, el alcohol, sus ojos, una película, los míos, un absurdo teléfono, somnolencia, un comentario, insomnio, soledad de nuevo, balcón, marihuana, más alcohol, planes, imaginación, mar de noche, tiempo, mar en coche, salsa de soja.
Creo que fue lo más claro que pude decir sobre el tema.

domingo, 7 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 8.ª entrega

Miércoles 10.º de febrero de 2010


Haber tenido que hacer un repaso a modo oral de estos últimos seis años de mi vida ha sido más revelador para mí que cualquier otra cosa -ya sea: interesante, entretenido, agotador, novelístico, poético, aburrido, absurdo, destructivo, lindo, indignante, gracioso, abrumador, y lo que usted sea gustoso de agregar a esta lista- que haya podido llegar a ser para otro.

sábado, 6 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 7.ª entrega

Martes 09 de febrero de 2010


Soñé con todos ellos y amanecí con ninguno.
He pedido opiniones a lo largo del tiempo. No estoy segura de que me sirvan del todo. Noto como si muchas cosas fueran un poco superficiales.
Sigo sin extrañar. Pero debo admitir que me encantaría compartir determinados momentos –dependiendo de cuáles sean– con alguno en particular.
Ya estoy un poco grande como para seguir siendo tan hija de puta. Por otro lado, todavía no creo que alguno sea capaz de solucionarme.
Podría poner unas fichas en uno. Como dije algunos días atrás, es como si me conociera aun sin hacerlo.
Sé que muchos de mis puntos de vista no son comprendidos. Tampoco me tomé realmente la molestía de explicarlos como correspondería.
A veces doy cosas por sobreentendidas. Hay límites que quisiera que exploten y que de ellos nazca una enorme ola de libertades. Difícil que ocurra.
Náusea otra vez. Y es entonces cuando me gustaría que él estuviese acá. Ya sea para entenderla, para alimentarla o para sacarla. Esa puta náusea.
Y yo gritaría algo similar a que se metan todas esas mierdas en el orto. Y él me abrazaría para calmarme, para demostrarme que lo entiende y para hacerme sentir acompañada con algo real dentro de toda esa falsedad. Tampoco funcionaría... Quizás.
A esas alturas se pierde un poco la perspectiva. Algunos profesionalismos ya me aburren. Creo que tengo ganas de algo un poco más improvisado.
¡Y ojalá todo salga mal!


Debo admitir que es cierto. Hasta la más perfecta soledad tiene un límite ya que, en algún punto, se tienen ganas de la presencia de alguien para satisfacer algunas necesidades.
¡Ojo! A veces las necesidades pueden quedar satisfechas por uno mismo.
Entonces, quisiera saber dónde estará el límite.

viernes, 5 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 6.ª entrega

Viernes 05 de febrero de 2010


Llueve. El paisaje está hermoso realmente.
La música en modo aleatorio encaja perfectamente con las circunstancias.
Pienso en ellos. De a ratos imagino con cuál podría compartir este momento. Creo que sólo podría hacerlo con uno. Con ese. Con aquel.
El mar está enojadísimo e inquieto. Me alegra haber pasado estos días de la manera en que los pasé.
Tengo ganas, pero no extraño. Y eso no me extraña, tampoco.
Es una lástima que Ezequiel no haya podido estar acá. Un momento ácido ahora sería ideal.
Sigo pensando en él y en esa forma que tiene para todo. De alguna manera, creo que quizás sea el único que pueda conocerme incluso sin hacerlo.


Los últimos ratos de esta soledad y se me ocurrió pensar en aquellas palabras por las que brindé.
Exacto. No habrá momento como ahora.
Va mucho más allá de las libertades que pueda sentir en hacer determinadas cosas. Seguramente, las volveré hacer en otro contexto mucho más cotidiano. Quizás a modo elegíaco por extrañar este momento actual o quizás porque podré darme el gusto de hacerlo. Pero, las volveré hacer al fin.
Hoy tengo 21 años y estoy creciendo de esta manera. Y yo decidí hacerlo de esta manera. Me alegra mucho haberlo hecho. Muchísimo.
Sé que volveré a crecer miles de veces más. Pero serán todas distintas y quizás no sean de las que más se disfrutan...
No me da miedo, me provoca un dejo de melancolía al darme cuenta de que si hoy soy capaz de notar esto es porque, entonces, hace rato que crecí y que estos días solo fueron la forma más superficial de mostrarlo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 5.ª entrega

Jueves 04 de febrero de 2010


Es la última noche de soledad hasta vaya uno a saber cuándo. Por algún motivo, llamese casualidad o causalidad, recién hoy terminé de fumar la marihuana que traje en una pequeña bolsita y que estaba separada para fumarla cuando esté sola. Lo gracioso del caso es que la terminé antes de darme cuenta de qué día era y por ende de qué situación me esperaba.
Es esta la última noche conmigo y, a punto de preparar ese cigarro digestivo, me doy el gusto de empezar a despedazar esa piedrita de poco menos de 25 gramos (repartí un poco antes de venir. Ante todo soy amable y una buena hermana mayor, claro) que me tomé la molestia de conseguir antes de viajar (gracias, Ru).
Y el mensaje justo ha llegado en el momento justo. Brindo con este cigarrito por las siguientes palabras:
"¿Qué revelación más aterradora que la de comprender que este momento es el momento actual?"
Como decía..., también brindo con este fasito por lo tuyo y por mío.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 4.ª entrega

Miércoles 03 de febrero de 2010


Sr.: What do you want from me? - Pink Floyd.

El faso y el fernet se complotaron y tomaron poder sobre mi celular.

martes, 2 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 3.ª entrega

Martes 02 de febrero de 2010


Ms.: Heroine - Sumo

lunes, 1 de febrero de 2010

Extracto de viaje I, 2.ª entrega

Lunes 01 de febrero de 2010


Hermoso día conmigo. Fueron indiferentes.

domingo, 31 de enero de 2010

Extracto de viaje I, 1.ª entrega

Domingo 31 de enero de 2010

Nunca me había ocupado de mí misma de esta manera.
Sí, más de una vez "viví" sola, pero nunca tan lejos de todo.
Y tengo todo lo que necesito, entiéndase, entre otras cosas, por lo siguiente: tabaco, mate, marihuana, plata suficiente, comida, fernet, Coca, mi cámara, música y Jazmín.
Salvando las distancias, tengo la inamovible idea de que dentro de este cuerpo en realidad somos tres o cuatro personas. Lo bueno es que si con alguna de ellas no me llevo del todo bien podremos resolverlo en ese mar que ruge a mi derecha.



De a ratos pienso en muchas cosas que hacía banda no pensaba. Y de alguna manera se entremezclan con esas cosas que gobiernan el pensamiento en el presente. Una cosa me lleva a la otra y por algún motivo –asumo tendrá que ver con la marihuana– llego a sacar conclusiones sobre asuntos que nunca antes había podido concluir en los clásicos momentos de hacer foco con los ojos en determinado detalle de algún rinconcito de mi techo.
Supongo que, además, debe tener algo que ver con la libertad de recordar cada tanto que en serio estoy sola, completamente sola, y lejos de todos como para que alguien pueda interrumpir este rato de revelación.

martes, 26 de enero de 2010

De espaldas a la avenida

Me llegó un mail. Un mail que me pedía una última reunión, una última vez para verme, tocarme, sentirme y por fin decirme "chau", pero de manera memorable. Respondí accediendo. Si había algo que él se merecía era poder despedirse de la que le pareciera la mejor manera posible.
Yo no me había portado de lo mejor. En realidad, ni siquiera me había portado. No hice nada más que dejarlo sin motivo aparente. Claro que, mi abandono podría haber sido para él por algún motivo relacionado con lo mismo que a él lo alejaba de mí. Pero, no. A mí no me importaba tanto aquello, aunque a él sí. Y si bien yo hubiese podido manejarlo, supuse que él no. Entonces, me fui y mientras me iba decidí tomar una mala decisión. Una de esas que a la larga se sienten en el cuerpo, en el fondo, en la mente y en el tiempo.
Entonces, le di la opotunidad de que me dé una oportunidad.
El punto de encuentro estaba lleno de gente; gente preocupada por sus asuntos, metida en sus problemas. Gente a la que nosotros no le llamábamos la atención, aunque entre él y yo sabíamos que al vernos, el resto iba a desaparecer. Dejarían de estar ahí con sus apuros, con sus problemas, con sus asuntos. Serían ellos los que no nos llamarían la atención.
Y nos vimos de esquina a esquina. Y nos encontramos en aquella parada de colectivo pactada con anterioridad en esa conversación por mails.
No charlamos mucho. Supongo que no teníamos mucho para decir. Los dos sabíamos que sería raro charlar más de lo necesario, por lo menos en ese momento.
El viaje no fue muy largo, tampoco muy corto. Fue suficiente como para que me abrace y yo repose mi cabeza en su hombro.
Llegamos a aquella casa enorme, solitaria aquel día. Tomamos algo, hacía calor en esa época. Me mostró un piano muy lindo que estaba ahí guardado. Le pareció que seguramente me gustaría verlo y no se equivocó. Fue un lindo gesto y un hermoso piano.
Se acercó, me acercó hacia él y me besó. Me besó como si yo fuera lo más suyo en este mundo. Me besó con su brazo rodeando mi cintura, y mi mano se posó en su cuello. Me besó por un rato y después me llevó de la mano al pie de la escalera. Me dio otro beso y sin soltar mi mano subió por aquella escalera de madera. Entramos en una habitación bastante iluminada. Claro, era plena tarde de octubre. El sol se asomaba por entre las nubes grises, pero sin que se opaque su luz. Nos acomodamos, nos acostamos, nos besamos, nos acariciamos, nos desvestimos despacio pero con ansias y nos seguimos besando, por todos lados, claro está.
Y nos tocamos, y el sexo oral no se hizo esperar, y transpirábamos, y jadeábamos... Finalmente, nos unimos. Nos unimos con deseo, con placer, con bronca, con pasión. Como un beso de chau, un abrazo de adiós. Como si fuera una puteada que al instante la continúa un "te quiero". Pero sin palabras. Jamás una palabra. Y menos, una palabra de esas.
Y terminó. Todo terminó: la relación, el coito, la tarde, él y yo.
Nos dormimos por un rato. Nos enmarañamos en los brazos del otro y nos relajamos.
Se acercaba el momento en que el telón se cerraría y tendríamos que dejar de actuar como amantes. Y el fin del escenario no era la casa, ni el colectivo. El fin de eso sería la parada en la que bajaríamos. La calle ya era parte de la vida cotidiana. El puente lo cruzamos como amigos, y en la avenida nos despedimos como si uno de los dos se fuera muy lejos y por mucho tiempo.
—Cuidate mucho —me dijo—. Nos vemos.
Esa fue la segunda vez que nos despedimos. Está vez y por última vez definitivamente, hasta hoy, por lo menos.
Después de cruzar la avenida que nos separaba no volví a mirar para atrás y desaparecí ante la vista de aquel tráfico metiéndome por las calles tranquilas que nacen o terminan en ese caudal de autos y gente.
De vez en cuando charlamos un poco. Me cuenta algo de su vida y yo le cuento muy poco de la mía.
Después de haberlo dejado ahí con su abrazo, con mi perfume, con el calor de próximo verano y con la frescura de habernos hundido en el otro durante horas; me fui a la casa de esa persona a la que yo le había permitido ponerme un título, por más que no mereciera ni siquiera titularme. Llegué, lo saludé con un beso simple y seco en los labios. Y con toda la naturalidad que pude, le conté un día que en realidad no había vivido y que tampoco contenía las mismas sensaciones y pasiones que el que en realidad había ocurrido.
Esa fue la primera vez que supe que en realidad esa relación no me importaba como debería importarme. Y ese fue el punto de quiebre en toda la historieta que vino después.
Ciertamente y para finalizar, yo seguí siendo el tren de carga. Él todavía no lo sabe. Y quizás, algún día, me vuelva a ver pasar.

lunes, 25 de enero de 2010

Un año después

Una vez, estaba en un bar con una amiga y un amigo y otra gente conocida que daba vueltas por ahí. Ya eran cerca de las cuatro de la mañana y yo, aún habiendo pasado casi un año de haberlo visto y haber estado en su cama, le mandé un mensaje.
Un año. Había pasado un año de que nos veíamos en su casa y entre algunos cigarros de tabaco y otros de marihuana, entre unos mates y algunas charlas, hacíamos el amor. Un año sin que eso pasara. Un año en el que yo había hecho unos extensos y memorables viajes, y en todo ese tiempo un cambio mental, emocional y hasta diría hormonal, me había generado la necesidad de irme, de alejarme, de dejar todo ahí... Dejar todo ahí por algún motivo de todos los que me habían taladrado durante ese año.
Por algún motivo, todo lo que me había taladrado ese año, me generó la necesidad de mandarle un mensaje un año después.
Fue raro. Cuando terminé de mandar el mensaje, continué con mi cerveza y seguí charlando, como si nada pasara, como si todo hubiese pasado. Y alguien me avisó que mi celular hacía luces. Lo abrí creyendo que me encontraría con alguna respuesta. Alguna respuesta negativa, positiva. Una mandada a la mierda, quizás. O alguna forma sutil de decirme que no o incluso que sí. Pero, no. Me encontré con que estaba recibiendo una llamada. Sin dudarlo, atendí. El ruido del lugar entorpecía un poco la conversación, pero lo importante se entendió. Corté, terminé mi cerveza, saludé y me fui del bar sin dar ninguna explicación a ninguno de mis amigos que habían ido conmigo.
Entre gente que iba y gente que venía..., tumulto de juventudes que se dispersaban por la avenida principal de esta pequeña ciudad, nos encontramos, nos saludamos y nos fuimos a su casa, a su pieza, a su cama. Y entre cigarrillos de tabaco y otros de marihuana, hicimos el amor una vez más. No sé si sabiendo que sería una noche fugaz, no sé si intentando que fuera un reencuentro o si entendiendo que no sería más que una explicación corporal a mi desaparición. Terminamos en un abrazo y nos dormimos, juntos, una vez más...
Pero así como volví, me fui. Y un mes después, ya había desaparecido nuevamente de su vida. Desaparecido hasta donde las circunstancias me lo permitían.
Lo que él no sabe es que nunca perdió el tren. Sino que ese era sólo un tren de carga.

viernes, 22 de enero de 2010

Recurrente...

La cantidad de cosas que se pueden hacer con esa forma de pensar, de pensarse y de expresarse. Cosas lindas, raras, hermosas, vulgares, sucias, divertidas. Con pasión, con ganas, con placer. Por placer. Sólo por placer.
¡Cuántas cosas!
Cosas que poco y nada tienen que ver conmigo o con ellos. Y son suyas. Cosas que, como ideas, tienen más de dieciocho años. Como si viniera de otra época. Como si no perteneciera a esto, a hoy, a nada. Y no es de acá. No es de ahora. Claramente, no lo es.
Es nuevo, es clásico, es un viejo conocido con el que nunca había hablado y al que nunca había visto. Nunca antes me había cruzado con semejante inolvidable.
A veces me mira y entiendo que me quiere ahí. A veces me habla y sé que lo hace sin querer y queriendo. ¿Ese es él o soy yo?
Y es lírico, lleva poesía en toda esa simple forma de ser. Es poético y hasta elegíaco. ¡Cuántas cosas se podrían hacer!
Y si viene, y si me mira con esas manos, y si me habla con esos ojos, y...
Cómo negarse a hacer todas esas cosas, cosas lindas, raras, hermosas, vulgares, sucias y divertidas.