viernes, 9 de septiembre de 2011

Impulso de miércoles

El siguiente texto fue redactado el 13 de julio de 2011, mientras viajaba hacia Río Salado solamente a pasar la noche con el simple objetivo de despejarme de él. Lo encontré hoy y no podía dejar pasar la oportunidad de publicarlo en este espacio que para eso está.

Era esto o sacar un turno con el psicólogo.
Cada tanto, cosas más livianas que el aire me generan una presión enorme en los hombros. Y entonces tengo que gritar, llorar, patalear, taparme hasta la cabeza, levantarme de golpe, salir e irme un poco lejos.
Hay una persona a la que no puedo enfrentar. Quisiera decirle en la cara todo lo mal que me hace tragarme todo lo bien que me hizo y sé que me haría.
Paradójico es que él haya generado que yo haga lo que a él lo aleja de mí. No puedo parar de darle la razón.
Si te dejo, es por mí. Si me dejo, es por vos. Siempre que me voy es por los dos, como cada vez que vuelvo.
De nudos en el estómago se me han hecho estos últimos años.
Ya no importa cuánto tiempo más me anude. Ni tampoco importa si algún día me desanudarás. Ya te quedaste con todo lo que maté de mí. Tenés hasta mis ganas de llorar. Yo puedo irme y vos, con todo eso mío que tenés, podrías ni darte cuenta de que no estoy.