Me mordí los labios todo el mes de julio. Aguanté como una reina todas las ganas que tuve de hacer cualquiera. Me comporté como una dama. Un poco aburrido.
Ahora quiero morderme más los labios. Ahora quiero estremecerme en mis fantasías. Ahora hay verbos que no me interesan, mientras otros son sueños inalcanzables entre kilómetros y paisajes coloridos.
Seguro él también se mordió los labios y seguro se enfureció por haberse mordido. Es natural. A mí me pasó, y siempre dicen todos que soy yo la que más está metida...
Pero yo no tengo verbos para decirle... Él tampoco tiene verbos para decirme. ¿A quién le importa el verbo?
Y ahora me muerdo los labios. Aunque ya no me siento mal de haberme portado bien.
Hubiese sido divertido haber cedido, pero hubiese sido un garrón después tener que hacerse la boluda...