Me vuelve loca ese pibe. Me gusta, me encanta, me atrae, me divierte, me conoce, lo conozco, me cae en extremo bien y, en determinadas circunstancias, me exita.
Me da bronca no tenerlo. Me encantó cuando lo tuve.
Tener, un verbo un tanto posesivo... No me refiero a eso. Me refiero a tenerlo y que me tenga. Y nos tengamos, así. Desnudos, abrazados, transpirados, agitados, empalmados y garchando y apretando a más no poder y transpirando de nuevo. Lo miro y se me vienen todas esas ideas y esos recuerdos a la cabeza.
Lo veo hablar, lo escucho mirar y le hablo con los ojos. Pero no me escucha. Nunca me escucha. Aunque siempre me mira. Desde ahí arriba, mientras canta, me mira.
¿Qué clase de tarado es? ¿Qué clase de tarada soy? Quizás tenga que ir y morderle los labios. O quizás tenga que esperar a que el muy boludo se deje de joder y me morfe viva.
A su vez, es más. Es más cariño y algo menos carnal. Pero nunca dejaría de ser carnal. Entonces, lo quiero. Y tengo ganas de que me quiera más. Yo también quisiera poder quererlo más. Pero el muy infeliz quiere que lo quieran sin quererse él mismo realmente.
Igual, como hasta ahora ha sucedido..., eventualmente, volverá a amanecer en mi cama. O quizás yo en la suya. Aunque, una cosa no anula la otra.
Me da bronca no tenerlo. Me encantó cuando lo tuve.
Tener, un verbo un tanto posesivo... No me refiero a eso. Me refiero a tenerlo y que me tenga. Y nos tengamos, así. Desnudos, abrazados, transpirados, agitados, empalmados y garchando y apretando a más no poder y transpirando de nuevo. Lo miro y se me vienen todas esas ideas y esos recuerdos a la cabeza.
Lo veo hablar, lo escucho mirar y le hablo con los ojos. Pero no me escucha. Nunca me escucha. Aunque siempre me mira. Desde ahí arriba, mientras canta, me mira.
¿Qué clase de tarado es? ¿Qué clase de tarada soy? Quizás tenga que ir y morderle los labios. O quizás tenga que esperar a que el muy boludo se deje de joder y me morfe viva.
A su vez, es más. Es más cariño y algo menos carnal. Pero nunca dejaría de ser carnal. Entonces, lo quiero. Y tengo ganas de que me quiera más. Yo también quisiera poder quererlo más. Pero el muy infeliz quiere que lo quieran sin quererse él mismo realmente.
Igual, como hasta ahora ha sucedido..., eventualmente, volverá a amanecer en mi cama. O quizás yo en la suya. Aunque, una cosa no anula la otra.
1 comentario:
Derretís cuando hablás de lo carnal y encendés cuando hablás del cariño. Ahhhhhhhh...
Publicar un comentario