lunes, 5 de septiembre de 2011

De título pondría un rugido

Yo ya no sé cómo sacarte o cómo mierda mandarte al carajo. No tengo idea de cómo borrarte, arrancarte o tirarte lejos y salir corriendo.
Quiero eliminarte con un último grito, sin embargo no te vas.
Y me muero y te mato y me mato y te muero. Sos insoportable, pero sos lo más lindo.
El día que pueda morderte los labios voy a llorar.

Un enojo desvanecido

Y tu sonrisa al saludarme me cambió la noche.
Ojalá no sea necesario que algún día llegués a enterarte de lo que pasa por mi cabeza. Es que es difícil, uno intenta, te juro que intenta, pero cuesta.
Y es que si lo supieras, seguramente no te acurrucarías en mi pecho después de haber acabado, ni tampoco te anudarías a mí de forma casi inseparable mientras todavía seguimos agitados, ni me darías ese último beso en el cuello antes de acomodarnos en un abrazo para dejarnos llevar por el sueño.
Y quisiera que esas imágenes no estén en mi cabeza, en serio. Solamente un poco más de tiempo...
Y me acuerdo de tu sonrisa al saludarme..., jaja. Qué lindo. Cómo me cambiaste la noche.