lunes, 23 de agosto de 2010

Tu sal

Qué lindo que estás.
Hubiese sido hermoso verte en donde alguna vez estuvimos.
Y yo te extraño aunque no diga nada. Yo tengo ganas de verte y saberte bien. Quisiera ayudarte más que dándote una mano. Si por mí fuera, te daría el alma.
Quisiera poder abrazarte y acariciarte. Quisiera que si tenés ganas de morir en un lamento, lo hagas en mi hombro o en mi pecho.
Y cuidarte, quisiera cuidarte.
Cuántas veces dejé mi vida en tus manos ya... No podemos negar ciertas realidades. Pero siempre es mejor no hablar de ciertas cosas. Siempre es mejor callarse para verte andar. Siempre es mejor darte la vida una vez más, morir en silencio y mirando hacia un costado.
Las olas van y vienen, pero tu sal ya no está.
Y yo te extraño aunque te vea siempre y nunca diga nada.