domingo, 18 de julio de 2010

Extracto de viaje III, 1.ª entrega

Él no fue.

El avión sale a las nueve y veinte

Muchas cosas tengo para decir antes de poder darme vuelta y subir con pasaporte en mano por la escalera mecánica. Supongo que podría resumirlo todo en pocas palabras. Tengo una capacidad para simplificar las cosas que es realmente admirable. Oraciones cortas y algunas unimembres. Pero la verdad es que no quiero resumir nada, porque no quiero que se pierda nada en el espacio y menos en el tiempo. Hace rato que tengo ganas de aprovechar cada detalle de cada etapa. Resumir, justo ahora, no sería responder a esas ganas.
Hay algo que es una realidad: él y yo ya estamos unidos para lo que nos reste de vida. Y es que es así. En la puta vida me voy a olvidar de él, por más que pase lo que sea que pase. Y asumo también que él no se olvidará de mí. Quizás no me recuerde de la misma forma en que yo podría recordarlo. Pero cuanto mínimo, me recordará como la que, en algún momento, fue su manager.
Igual, me gustaría hablarle directamente a él y decirle, entonces, lo siguiente: he tenido miedos y te los he planteado. Los sigo teniendo, pero porque es lógico que estén.
De todas las cosas que tengo para decirte, prefiero largar solo las que merecés. Y no voy a atocigarte contándote lo que me generan ciertos actos. Son cosas mías que te pertenecen, pero siguen siendo mías y no tenés porqué comerte el garrón de saberlas.
Lo bien que me hiciste este último tiempo no tiene descripción. A su vez me mataste, pero no fue la primera vez, así que...
Muy bien me hizo el hecho de poder compartir momentos con vos, quizás yo en una punta y vos en otra, pero ahí, los dos. Ojalá nunca te hayas sentido incómodo. Ojalá nunca hayas querido escapar de esas circunstancias. Yo puedo morirme por tus brazos, pero jamás faltaría a tu respeto. Ojalá sientas esa misma comodidad que siento yo, y puedas quedarte en la misma habitación conmigo, solos, sin tener la necesidad de salir corriendo.
Todavía pienso que muchas de tus justificaciones no son tan válidas. Eso no significa que no las respete e incluso las entienda. Te daría mis explicaciones para no considerarlas válidas, pero no creo que te interese saberlas. Y retrucarte no sería respetarlo. No interesa lo que pase de este lado, en definitiva.
Ya nos hemos ido, ambos, más de una vez. Sin embargo, considero que esta vez será diferente.
De todas formas, quisiera pedirte que no vuelvas a hacer lo que hiciste. No te vuelvas a ir así porque sí. No me saques lo único que tengo. Y, si de todas maneras lo vas a hacer, por lo menos que cueste. No te vayas tan fácil. No me hagas eso. Es lo único que te pido, por lo menos con respecto a mí.
Con respecto a vos, te pido que no seas boludo, que pienses en vos, en tus ganas, en tu bienestar. No te adjudiques culpas que no te corresponden. Dejate llevar por los impulsos que tengas. Uno puede ser impulsivo aún siendo una persona que busque seguridades. Date los gustos que quieras con las cosas que quieras. No te jusguez ni te prejusguez y conocete a fondo. Sos un hombre hermoso, tendrías que aprender a verlo. A mí me enseñaste una banda de cosas, y creo que lo hiciste aun sin darte cuenta. Entonces, jamás te subestimes. Por favor te lo pido.
Quizás sea momento de darle un cierre a este escupitajo de palabras, ¿no? Si fuera por mí, no terminaría nunca de decirte taaaantas cosas. Pero voy redondeando.
Espero que estés bien en donde estés y con quién estés, ahora y siempre, claro. Decirte que contás conmigo para lo que sea, a esta altura, sería absurdo. Prefiero decirte cosas nuevas, que no sepas. Aquello ya se cae de maduro por todos lados.
Dudo que en algún momento leas todo esto. Esto y todo lo que alguna vez he escrito sobre vos y por vos. Por eso mismo, me tomo el atrevimiento de despedirme así, deseando darte un beso en la boca. Un beso de "chau, nos vemos en un tiempito". Un beso de "te quiero mucho y te voy a extrañar". Un beso suave y cariñoso, pero que me genere un desgarre interno, como todos esos que alguna vez me generaste mientras me matabas sin saberlo.
Y ahora sí, despego mis labios de los tuyos. Y ahora sí, despego esta mano de este lápiz y en ese mismo acto, me paro en el escalón mecánico que de vos me aleja. De acá a dos semanas, chau. De acá para toda la vida, no nos separamos más.