jueves, 14 de octubre de 2010

Ya no, quiero más...

Ruego, por favor, imploro. Me arrodillo en el piso, junto mis manos a modo de plegaria, las golpeo contra mi pecho mientras pronuncio las siguientes palabras:
No quiero caer en el conformismo, no quiero caer en el conformismo, no quiero caer en el conformismo, no quiero caer en el conformismo, no quiero...
Entonces agacho la cabeza, cierro los ojos, guardo silencio, respiro profundo...
Y me doy cuenta de que yo debería estar sonriendo. Si vamos al caso, de todas ellas y de todas nosotras, soy la única que es sincera consigo misma.
A ver, pero vaya uno a decirselo a uno y que uno lo entienda.
Ahora, ya está.