lunes, 28 de febrero de 2011

Cotidianas Vol. I

La turulla en sí misma es lo que me pasó hoy, mis queridos. Yo hoy les vengo a dar una definición de lo que es, realmente, vivir en la turulla.
Hoy, como todos los últimos cinco días, mínimo, me levanté a las tres y media de la tarde; que a comparación de ayer es bastante temprano, porque ayer me levanté a las cinco y media de la tarde. Pero ayer era domingo.
En fin, me levante, me preparé unos mates, me comí una especie de barrita de cereal, porque realmente no tenía hambre y continué con la tarea que predomina, desde el lunes pasado, en mi vida —hasta que arranque con la otra vida y se enmarañen las dos y den vueltas por el piso y se revoleen, ¿no?-—. Trabajar en el puesto de manager adhonorem para una banda under de rock; cosa que disfruto mucho, debo decir.
Alrededor de las once y media de la noche, me dí cuenta de que no solo había estado encerrada en mi pieza desde aquellos mates, ni tampoco de que para ese momento de revelación yo vestía únicamente una bombacha; sino que además, no había comido nada en todo ese tiempo.
Lo bueno de la turulla es que en algún momento te brinda dos segundos de rescate.

viernes, 18 de febrero de 2011

El cuerpo, la mente y yo

La puerta cerrada. Las luces apagadas. La música en el ambiente. Y yo.
Mis sentidos latentes en mi cuerpo. Mi mente ausente. Y yo.
Pura y desnuda. Nítida e íntegra.
Mis manos, mi cuerpo y yo. Sin mente. Sin él. Sin nadie. Pura.
Una sábana, mi cuerpo, mi mente ausente y yo.
Y claro, un aroma en mi almohada.
Mi tacto, mi respiración profunda y yo. Y una sábana con mi aroma.
Pura, íntegra, nítida y desnuda.
Y la imaginación me domina junto con su aroma en mi almohada.
Y la mente me posee. Y el cuerpo se libera.
Hoy nos encontramos mis manos, mis sentidos latentes, mi imaginación presente, su olor en mi almohada, mi aroma en la sábana, mi cuerpo libre, mi suspiro y yo.

martes, 15 de febrero de 2011

Algo salió

Tuve un Valentín sin darme cuenta.
Sí, es una oración que puede ser interpretada de varias formas. Por ejemplo: "Tuve un hijo, le pusimos Valentín, pero por algún motivo durante mucho tiempo me olvidé de su existencia. Y ahora me doy cuenta de que tuve un Valentín" o "Yo tuve un novio que su segundo nombre era Valentín y, por algún motivo recién ahora me doy cuenta de eso" o —y quizás más acorde al día del amor-— "Tuve un momento de San Valentín sin darme cuenta".
Bueno, ahora. Descartemos la primera por el simple hecho de que no tuve un hijo -es de lo único que estoy total y absolutamente segura de mi vida, hasta ahora-. La segunda la podemos admitir porque de hecho, pasó, hace unas horas me pasó. Pero de todas formas, yo me refería a la tercera opción.
Tuve un Valentín sin darme cuenta. Aun con la plena indiferencia que me genera el tópico del día.
Lindo el gesto de pasar. Muy rico el almuerzo.

sábado, 5 de febrero de 2011

De modos y de detalles

Tomalo como el momento en que te acomodás con tu vaso de wisky en tu sillón más cómodo, ubicado estratégicamente junto al calor de un hogar, o de tu plasma, después de haber tenido un arduo día.
Lo mío es similar. La situación es comparable. El fin es casi el mismo. Lo que cambian son detalles, algunas que otras determinaciones sociales y algunos que otros efectos.
Ahora que nos entendemos, ¿por qué todavía me juzgás?