Whatever comes of you and me, I love to leave my memories with you. Now I'm here, now I'm there. Think I'll stay around around around around around...
Sustancias a modo de texto que, de forma concentrada, se extraen de mí y conservan mis propiedades.
jueves, 29 de julio de 2010
miércoles, 28 de julio de 2010
Extracto de viaje III, 5.ª entrega
Travesura de grande: fumar porro en la casa de tu viejo mientras todos duermen.
¡Ojo! Canadian Weed.
¡Ojo! Canadian Weed.
domingo, 25 de julio de 2010
Extracto de viaje III, 4.ª entrega
De ahora en adelante... Pensar que esto ya me lo dije en otro momento.
De haberme escuchado en el pasado. Anoche fue. Anoche lo hice.
Es jodido entender los motivos. Me gustaría que quien tenga que entenderlos, lo haga.
Lo interesante es haberle encontrado una vuelta muy copada a un pequeño y rectangular futurito.
¿Vio usted? Yo le dije que para algo esto iba a servir.
De haberme escuchado en el pasado. Anoche fue. Anoche lo hice.
Es jodido entender los motivos. Me gustaría que quien tenga que entenderlos, lo haga.
Lo interesante es haberle encontrado una vuelta muy copada a un pequeño y rectangular futurito.
¿Vio usted? Yo le dije que para algo esto iba a servir.
martes, 20 de julio de 2010
Extracto de viaje III, 3.ª entrega
Se nota una ausencia por todos lados. Y no estoy realmente segura de que esa ausencia sea ajena.
Todos podemos presentarnos de forma ausente. No hay viaje en el que no se aprenda.
Interesante es ver cómo bebo constantemente de aquella botella que él me presentó en algún pasado no tan lejano. Claro que mirándolo desde el punto de vista de lo que sería el crecimiento personal, desde aquel pasado ya pasó toda una vida.
Y lo extraño.
Es como si ya no quisiera ser parte de eso. El nudo. Otra vez, el puto nudo en todos lados.
Respirar. Eso quiero.
Llorar, quizás, me dé más vida.
lunes, 19 de julio de 2010
Extracto de viaje III, 2.ª entrega
Una grieta en la piedra. Y jamás se enterará de que me hace morir incluso por no estar.
Él es mi muerte. Lo descubrí después de que hiciéramos el amor con la mente mientras nuestros cuerpos solo se mimaban un poquito.
Todavía no me había ido y ya estaba extrañándolo.
domingo, 18 de julio de 2010
El avión sale a las nueve y veinte
Muchas cosas tengo para decir antes de poder darme vuelta y subir con pasaporte en mano por la escalera mecánica. Supongo que podría resumirlo todo en pocas palabras. Tengo una capacidad para simplificar las cosas que es realmente admirable. Oraciones cortas y algunas unimembres. Pero la verdad es que no quiero resumir nada, porque no quiero que se pierda nada en el espacio y menos en el tiempo. Hace rato que tengo ganas de aprovechar cada detalle de cada etapa. Resumir, justo ahora, no sería responder a esas ganas.
Hay algo que es una realidad: él y yo ya estamos unidos para lo que nos reste de vida. Y es que es así. En la puta vida me voy a olvidar de él, por más que pase lo que sea que pase. Y asumo también que él no se olvidará de mí. Quizás no me recuerde de la misma forma en que yo podría recordarlo. Pero cuanto mínimo, me recordará como la que, en algún momento, fue su manager.
Igual, me gustaría hablarle directamente a él y decirle, entonces, lo siguiente: he tenido miedos y te los he planteado. Los sigo teniendo, pero porque es lógico que estén.
De todas las cosas que tengo para decirte, prefiero largar solo las que merecés. Y no voy a atocigarte contándote lo que me generan ciertos actos. Son cosas mías que te pertenecen, pero siguen siendo mías y no tenés porqué comerte el garrón de saberlas.
Lo bien que me hiciste este último tiempo no tiene descripción. A su vez me mataste, pero no fue la primera vez, así que...
Muy bien me hizo el hecho de poder compartir momentos con vos, quizás yo en una punta y vos en otra, pero ahí, los dos. Ojalá nunca te hayas sentido incómodo. Ojalá nunca hayas querido escapar de esas circunstancias. Yo puedo morirme por tus brazos, pero jamás faltaría a tu respeto. Ojalá sientas esa misma comodidad que siento yo, y puedas quedarte en la misma habitación conmigo, solos, sin tener la necesidad de salir corriendo.
Todavía pienso que muchas de tus justificaciones no son tan válidas. Eso no significa que no las respete e incluso las entienda. Te daría mis explicaciones para no considerarlas válidas, pero no creo que te interese saberlas. Y retrucarte no sería respetarlo. No interesa lo que pase de este lado, en definitiva.
Ya nos hemos ido, ambos, más de una vez. Sin embargo, considero que esta vez será diferente.
De todas formas, quisiera pedirte que no vuelvas a hacer lo que hiciste. No te vuelvas a ir así porque sí. No me saques lo único que tengo. Y, si de todas maneras lo vas a hacer, por lo menos que cueste. No te vayas tan fácil. No me hagas eso. Es lo único que te pido, por lo menos con respecto a mí.
Con respecto a vos, te pido que no seas boludo, que pienses en vos, en tus ganas, en tu bienestar. No te adjudiques culpas que no te corresponden. Dejate llevar por los impulsos que tengas. Uno puede ser impulsivo aún siendo una persona que busque seguridades. Date los gustos que quieras con las cosas que quieras. No te jusguez ni te prejusguez y conocete a fondo. Sos un hombre hermoso, tendrías que aprender a verlo. A mí me enseñaste una banda de cosas, y creo que lo hiciste aun sin darte cuenta. Entonces, jamás te subestimes. Por favor te lo pido.
Quizás sea momento de darle un cierre a este escupitajo de palabras, ¿no? Si fuera por mí, no terminaría nunca de decirte taaaantas cosas. Pero voy redondeando.
Espero que estés bien en donde estés y con quién estés, ahora y siempre, claro. Decirte que contás conmigo para lo que sea, a esta altura, sería absurdo. Prefiero decirte cosas nuevas, que no sepas. Aquello ya se cae de maduro por todos lados.
Dudo que en algún momento leas todo esto. Esto y todo lo que alguna vez he escrito sobre vos y por vos. Por eso mismo, me tomo el atrevimiento de despedirme así, deseando darte un beso en la boca. Un beso de "chau, nos vemos en un tiempito". Un beso de "te quiero mucho y te voy a extrañar". Un beso suave y cariñoso, pero que me genere un desgarre interno, como todos esos que alguna vez me generaste mientras me matabas sin saberlo.
Y ahora sí, despego mis labios de los tuyos. Y ahora sí, despego esta mano de este lápiz y en ese mismo acto, me paro en el escalón mecánico que de vos me aleja. De acá a dos semanas, chau. De acá para toda la vida, no nos separamos más.
Hay algo que es una realidad: él y yo ya estamos unidos para lo que nos reste de vida. Y es que es así. En la puta vida me voy a olvidar de él, por más que pase lo que sea que pase. Y asumo también que él no se olvidará de mí. Quizás no me recuerde de la misma forma en que yo podría recordarlo. Pero cuanto mínimo, me recordará como la que, en algún momento, fue su manager.
Igual, me gustaría hablarle directamente a él y decirle, entonces, lo siguiente: he tenido miedos y te los he planteado. Los sigo teniendo, pero porque es lógico que estén.
De todas las cosas que tengo para decirte, prefiero largar solo las que merecés. Y no voy a atocigarte contándote lo que me generan ciertos actos. Son cosas mías que te pertenecen, pero siguen siendo mías y no tenés porqué comerte el garrón de saberlas.
Lo bien que me hiciste este último tiempo no tiene descripción. A su vez me mataste, pero no fue la primera vez, así que...
Muy bien me hizo el hecho de poder compartir momentos con vos, quizás yo en una punta y vos en otra, pero ahí, los dos. Ojalá nunca te hayas sentido incómodo. Ojalá nunca hayas querido escapar de esas circunstancias. Yo puedo morirme por tus brazos, pero jamás faltaría a tu respeto. Ojalá sientas esa misma comodidad que siento yo, y puedas quedarte en la misma habitación conmigo, solos, sin tener la necesidad de salir corriendo.
Todavía pienso que muchas de tus justificaciones no son tan válidas. Eso no significa que no las respete e incluso las entienda. Te daría mis explicaciones para no considerarlas válidas, pero no creo que te interese saberlas. Y retrucarte no sería respetarlo. No interesa lo que pase de este lado, en definitiva.
Ya nos hemos ido, ambos, más de una vez. Sin embargo, considero que esta vez será diferente.
De todas formas, quisiera pedirte que no vuelvas a hacer lo que hiciste. No te vuelvas a ir así porque sí. No me saques lo único que tengo. Y, si de todas maneras lo vas a hacer, por lo menos que cueste. No te vayas tan fácil. No me hagas eso. Es lo único que te pido, por lo menos con respecto a mí.
Con respecto a vos, te pido que no seas boludo, que pienses en vos, en tus ganas, en tu bienestar. No te adjudiques culpas que no te corresponden. Dejate llevar por los impulsos que tengas. Uno puede ser impulsivo aún siendo una persona que busque seguridades. Date los gustos que quieras con las cosas que quieras. No te jusguez ni te prejusguez y conocete a fondo. Sos un hombre hermoso, tendrías que aprender a verlo. A mí me enseñaste una banda de cosas, y creo que lo hiciste aun sin darte cuenta. Entonces, jamás te subestimes. Por favor te lo pido.
Quizás sea momento de darle un cierre a este escupitajo de palabras, ¿no? Si fuera por mí, no terminaría nunca de decirte taaaantas cosas. Pero voy redondeando.
Espero que estés bien en donde estés y con quién estés, ahora y siempre, claro. Decirte que contás conmigo para lo que sea, a esta altura, sería absurdo. Prefiero decirte cosas nuevas, que no sepas. Aquello ya se cae de maduro por todos lados.
Dudo que en algún momento leas todo esto. Esto y todo lo que alguna vez he escrito sobre vos y por vos. Por eso mismo, me tomo el atrevimiento de despedirme así, deseando darte un beso en la boca. Un beso de "chau, nos vemos en un tiempito". Un beso de "te quiero mucho y te voy a extrañar". Un beso suave y cariñoso, pero que me genere un desgarre interno, como todos esos que alguna vez me generaste mientras me matabas sin saberlo.
Y ahora sí, despego mis labios de los tuyos. Y ahora sí, despego esta mano de este lápiz y en ese mismo acto, me paro en el escalón mecánico que de vos me aleja. De acá a dos semanas, chau. De acá para toda la vida, no nos separamos más.
sábado, 17 de julio de 2010
Ver una luz
El cuerpo reclama. Si querés seguir disfrutando, cedé.
Con eso muere mi orgullo. Y por eso todavía no me muero. No se equivocó cuando explicó sus motivos.
Al minuto y medio, casi me entrego a los brazos de la dulce oscuridad. El sufrimiento hubiese terminado.
Me dije
"Interesante que lo haya escrito en rojo. Aunque no, che. Viniendo de la cartuchera de un puto no me extraña".
Veintidos porqués
Mientras le escribía un futuro a alguno, se representó ante mis propios ojos cuál sería mi futuro con el otro.
lunes, 12 de julio de 2010
Un abrigo para mi invierno
Fin de semana golpeador y para colmo de cualquier cosa difícil es subirse a un avión. Un avión..., justo ahora que encontré su olor en mi cama.
domingo, 11 de julio de 2010
Dos patos en el río
Y con 22 años puedo dejarlo ir sin reclamar un beso siquiera. Porque el tiempo mata al tiempo y porque si hay algo que le debo es el respeto que se merece.
Abrazos y cariños. Todavía tengo el nudo en la panza. Todavía le doy cosas mías para que se acuerde de que me tiene.
Ojalá pudiera mirarlo a los ojos y no ponerme nerviosa, como si él no supiera lo que está haciendo conmigo en el simple acto de responderme la mirada.
Abrazos y cariños. Todavía tengo el nudo en la panza. Todavía le doy cosas mías para que se acuerde de que me tiene.
Ojalá pudiera mirarlo a los ojos y no ponerme nerviosa, como si él no supiera lo que está haciendo conmigo en el simple acto de responderme la mirada.
jueves, 8 de julio de 2010
Nota mental
Cuando el fin de semana largo pasa a ser traumático.
No managerees una banda si no podés manejar tu vida.
No managerees una banda si no podés manejar tu vida.
Mucha agua debajo del puente...
..., me dijo y desapareció de mi vida.
Cada tanto lo recuerdo. Y lo recuerdo como si fuese algún sueño que tuve alguna vez. Lo recuerdo con una gracia elegíaca que no puedo describir mucho. Y lo recuerdo porque me advirtió que no me iba a olvidar de él.
Cuánto lo odié, cuánto me detestó. Y cuánto odio que haya tenido razón.
Cada tanto lo recuerdo. Y lo recuerdo como si fuese algún sueño que tuve alguna vez. Lo recuerdo con una gracia elegíaca que no puedo describir mucho. Y lo recuerdo porque me advirtió que no me iba a olvidar de él.
Cuánto lo odié, cuánto me detestó. Y cuánto odio que haya tenido razón.
martes, 6 de julio de 2010
En la plaza
Te quiero tanto, corazón. Pero entendeme. Yo no puedo seguir acá parada mirando cómo jugás en la plaza. Ya no puedo cuidarte. Estás grande. Tenés tus amiguitos, jugá con tus amiguitos. ¡Qué rápido creciste, corazón! Se nos escapa el tiempo de las manos, eh. Pero vos no te preocupes. Yo siempre voy a estar cerca para cuando lo necesites. ¿Qué? No, ahora no. Ahora me tengo que ir a hacer cosas de grande. Pero vos andá y jugá, corazón. Jugá. Divertite, corazón. Te quiero tanto. Pero yo no me puedo quedar acá parada mirándote jugar. Entendeme, corazón. Hagamos de cuenta que cuando se haga la hora te paso a buscar. Te quiero, corazón. Chau, mi vida. Chau.
Decimonoveno porqué
Yo soy la esposa. Ella es la amante. Y perdón. Permitanme, aún sin tener realmente autoridad para decir esto: me la juego entera a que es una pésima amante.
domingo, 4 de julio de 2010
Consejos para una noche de viejo verano II
Cuando el atardecer de un domingo se te presenta como para aprovecharlo, divertite.
Demorar el tiempo. Seguir el contacto.
Y nada de acordarse de aquellos paréntesis de sábado. Pero, si de todas formas ocurrirá, pensalo así: mientras vos prendías tu faso con su llama, él se apagaba en el río de ella. El otro gran polvo puede quedar intacto. Pero no te muerdas los labios. Reite, que el contexto es otro, por más que estés sentada en el mismo lugar.
Apreciá el paso de las horas, aún frenándolas.
Prestá atención a todo y a todos. No te olvides de nada. Recordá el viejo verano. Vivilo de nuevo.
Y entre tu Larry, tu Zekiel y tu más querida Ashley, sonreí.
Para el final del día, antes de morir por cansancio, pensá en lo hermoso que fue nacer ese domingo.
Demorar el tiempo. Seguir el contacto.
Y nada de acordarse de aquellos paréntesis de sábado. Pero, si de todas formas ocurrirá, pensalo así: mientras vos prendías tu faso con su llama, él se apagaba en el río de ella. El otro gran polvo puede quedar intacto. Pero no te muerdas los labios. Reite, que el contexto es otro, por más que estés sentada en el mismo lugar.
Apreciá el paso de las horas, aún frenándolas.
Prestá atención a todo y a todos. No te olvides de nada. Recordá el viejo verano. Vivilo de nuevo.
Y entre tu Larry, tu Zekiel y tu más querida Ashley, sonreí.
Para el final del día, antes de morir por cansancio, pensá en lo hermoso que fue nacer ese domingo.
Consejos para una noche de viejo verano
Cuando la noche se te pesenta como para salir o no salir y la casa está vacía; contrarestalo.
Dejarse matar por una soledad. Admitir que necesitás algo.
Hay pendejos limpios y pendejos sucios. Malcrialos. Pero hasta el punto en que quizás se muestre la pérdida de la ironía, y entonces te encuentres prendiendo tu faso con su llama; o tal vez, te veas enorgullecida por algún polvo que te hayan echado. Para esta última instancia, ojalá te estés mordiendo los labios.
Seguramente, al instante, la estupidez de verte en arrepentimientos. Otro instante más y no hay tal cosa.
Saberse vivo aproxima la muerte.
Dejarse matar por una soledad. Admitir que necesitás algo.
Hay pendejos limpios y pendejos sucios. Malcrialos. Pero hasta el punto en que quizás se muestre la pérdida de la ironía, y entonces te encuentres prendiendo tu faso con su llama; o tal vez, te veas enorgullecida por algún polvo que te hayan echado. Para esta última instancia, ojalá te estés mordiendo los labios.
Seguramente, al instante, la estupidez de verte en arrepentimientos. Otro instante más y no hay tal cosa.
Saberse vivo aproxima la muerte.
viernes, 2 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)